martes, 20 de noviembre de 2007

¿Qué es mejor? (Ociosos razonamientos del junker1 de bayoneta Krokodílov)


A la taberna pueden ir los adultos y los niños, y a la escuela sólo los niños.
El alcohol disminuye el metabolismo, contribuye a la separación de la grasa, regocija el corazón del hombre. De todo esto la escuela no es capaz. Lomonósov dijo: “Las ciencias nutren a los jóvenes2, brindan placer a los ancianos”. El mismo príncipe Vladímir reiteradamente repetía: “La dicha de Rusia es beber”. ¿A quién de los dos creerle? Evidentemente, a quien es mayor.
Los dividendos de las accisas los da, ni mucho menos, no la escuela.
El bien de la ilustración se encuentra aún en tela de juicio, pero el mal que ésta ha acarreado es evidente.
Para despertar el apetito emplean, ni mucho menos, no el arte de leer y escribir, sino una copita de vodka.
Tabernas hay por doquier, y escuelas lejos no por doquier.
Todo esto es suficiente para llegar a una conclusión: las tabernas no abolirlas, y en relación con las escuelas pensarlo.
Todo el arte de leer y escribir negar no se puede. Esa negación sería una insensatez. Ya que es útil si el hombre sabe leer: “Cantina”.

1Junker (expresión militar anticuada), cadete en la Rusia zarista, terrateniente en Prusia.
2Cita incorrecta de En el día de la ascensión al trono de toda Rusia de su majestad la soberana emperatriz Elizavéta Petróvna, en el año de 1747, oda de Mijaíl Lomonósov.

Título original: Chto luchshe, publicado por primera vez en la revista Oskolki, 1883, Nº 6, con la firma: “El hombre sin bazo”.
Imagen: Edouard Manet, The Waitress, 1879.