lunes, 26 de noviembre de 2007

La suegra abogado


Esto sucedió una hermosa mañana, exactamente un mes después de la boda de Michael Puzirióv con Liza Mamúnina. Cuando Michael tomó su café matutino y empezó a buscar con los ojos el sombrero, para retirarse al servicio, entró la suegra a su gabinete.
-Yo lo voy a retener, Michael, unos cinco minutos -dijo ésta. -No se enoje, mi amigo... Yo sé, que a los yernos no les gusta hablar con las suegras, pero nosotros, al parecer... nos entendemos, Michael. Nosotros no somos el yerno y la suegra, sino personas inteligentes... Tenemos mucho en común... ¿Pues sí?
La suegra y el yerno se sentaron en el diván.
-¿En qué puedo serle útil, mutterchen1?
-Usted es un hombre inteligente, Michael, muy inteligente; yo tampoco... soy estúpida... Nos vamos a entender el uno al otro, espero. Yo hace tiempo ya que me dispongo a hablar con usted, mon petit... Dígame con franqueza, por... por lo más sagrado, ¿qué quiere usted hacer con mi hija?
El yerno puso los ojos grandes.
-Yo, sabe, convengo... ¡Deja! ¿Por qué pues? La ciencia es una cosa buena, sin la literatura no se puede... ¡La poesía pues! ¡Yo entiendo! Es agradable, si la mujer es educada... Yo misma me eduqué, entiendo... ¿Pero para qué, mon ange, los extremos?
-¿O sea? Yo no la entiendo del todo...
-¡Yo no entiendo su actitud hacia mi Liza! Usted se casó con ella pero, ¿acaso ella es su esposa, su amiga? ¡Ella es su víctima! Las ciencias, los libros ahí, las teorías diversas... Todo eso son cosas muy buenas pero, amigo mío, ¡no olvide usted que ella es mi hija! ¡Yo no voy a permitir! ¡Ella es mi carne y mi sangre! ¡Usted la mata! ¡No ha pasado ni un mes desde el día de vuestra boda, y ella ya parece una astilla! ¡Todo el día sentada en su casa con el libro, leyendo esas revistas estúpidas! ¡Copiando unos papeles ahí! ¿Acaso eso es asunto de mujeres? ¡Usted no la saca, no la deja vivir! ¡Ella con usted no ve la sociedad, no baila! ¡Es hasta increíble! ¡Ni una vez, en todo este tiempo, estuvo en un baile! ¡Ni una vez!
-Ni una vez estuvo en un baile, porque ella misma no quería. Hable pues con ella misma... Usted sabrá, que opinión tiene ella de sus bailes y danzas. ¡No, ma chère! ¡A ella le repugna su ociosidad! Si ella se pasa días enteros sentada con el libro, o en el trabajo, pues créame, en eso nadie fuerza su convicción... Por eso es que yo la quiero... Y después de esto, tengo el honor de reverenciar, y le ruego no inmiscuirse, en lo adelante, en nuestra relación. Liza misma dirá, si le hace falta decir algo...
-¿Usted cree? ¿Es posible que usted no ve, qué mansa y muda es ella? ¡El amor le amarró la lengua! ¡Si no fuera por mí, usted le pondría el yugo, muy señor mío! ¡Sí! ¡Usted es un tirano, un déspota! ¡Dígnese hoy mismo a cambiar su conducta!
-Y escuchar no quiero...
-¿No quiere? ¡Y no hace falta! ¡No es un gran honor! Yo no me pondría a hablar con usted, si no fuera por Liza! ¡Me da lástima ella! ¡Ella me suplicó que hablara con usted!
-Bueno, eso usted ya miente... Eso es ya una mentira, reconozca...
-¿Una mentira? ¡Así mira pues, alma burda!
La suegra se levantó y tiró de la manija de la puerta. La puerta se abrió por completo, y Michael vio a su Liza. Ésta estaba parada en el umbral, se retorcía las manos y sollozaba. Su bonita carita estaba toda llena de lágrimas. Michael se acercó a ella...
-¿Tú oíste? ¡Así dile pues a ella! ¡Deja que entienda a su hija!
-Mamá... mamá dice la verdad -empezó a vociferar Liza. -Yo no soporto esta vida... Yo sufro...
-Hum... ¡Mira cómo! Es extraño... ¿Pero por qué pues, tú misma no hablas de eso conmigo?
-Yo... yo... tú te enojarías...
-¡Pero es que tú misma pues, hablabas constantemente en contra de la ociosidad! ¡Tú decías que me querías sólo por mis convicciones, que te repugnaba la vida de tu medio! ¡Y yo te quise por eso! ¡Antes de la boda tú despreciabas, odiabas esa vida vanidosa! ¿Con qué explicar pues este cambio?
-Entonces yo temía, que tú no te casaras conmigo... ¡Querido Michael, vamos hoy al jour fixe2 de María Petróvna!.. -Y Liza cayó sobre el pecho de Michael.
-¡Bueno, ve pues! ¿Se convenció ahora? -dijo la suegra, y salió triunfante del gabinete...
-¡Ah tú, imbécil! -gimió Michael.
-¿Quién es el imbécil? -preguntó Liza.
-¡El que se equivocó!..

1Mutterchen, mamita.
2Jour fixe (expresión anticuada), día de recepción, de visita.

Título original: Tiosha advokat, publicado por primera vez en la revista Oskolki, 1883, Nº 18, con la firma: "A. Chejonté".
Imagen: Ivan Kramskoy, Sophia Kramskaya Reading, 1863.