jueves, 24 de septiembre de 2009

Con agua fría


Oboyán1 es famosa no sólo por las novias y la pequeña fábrica de Máltsiev. Entre sus curiosidades, que asombran al extranjero, se deben incluir asimismo las cabezas calientes, que se asientan en los hombros de los señores locales, funcionarios del zémstvo2. Hasta dónde son calientes esas cabezas, se ve por el siguiente débauche3 de delirio, producido por los señores funcionarios del zémstvo en una asamblea urgente. Éstos en desvarío, y sobre el fundamento de las “consideraciones generales” del presidente, el sr. Karamuíshev, decidieron: a) construir una nueva farmacia estatal por 15 000 rub. Si prestar atención a que, el presupuesto de cualquiera de nuestros municipios estatales de distrito palidece ante el salario del conductor, pues esa suma no puede parecer excesiva, b) aceptar, antes de la expiración del plazo, la vía férrea estatal del arrendador, el sr. Máltsiev (sic). Con cuál milagro la pérdida, que el sr. Máltsiev recibió de esa vía, los funcionarios del zémstvo la convertirán en ganancia, las “consideraciones generales” del sr. Karamuíshev no dicen, c) construir dos ramales ferroviarios (¡sic al cuadrado!). Esos ramales se predestinan a los pic-nics y los descarrilamientos, ya que en Oboyán, excepto tenderas robustas y suelas4 viejas, no se tiene otra carga, d) cavar un canal desde Oboyán hasta la luna, y e) construir a cuenta estatal una torre de Babel. No sé si acaso, al pequeño zémstvo del distrito le alcanzará el dinero para todo eso, pero pienso que le alcanzaría para una edificación muy importante, ante la que no serían pensables las “consideraciones generales” recordadas, y no se necesitarían las construcciones enumeradas, sino precisamente: una gran tina llena de agua fría, con grifos de cobre... Poner la cabeza en delirio bajo el grifo y el polvo de la construcción, y con la mano...

1Oboyán, ciudad pequeña al sur de Kursk, a orillas del río Psiól.
2Zémstvo, administración local y provincial dirigida por la nobleza y la burguesía en la Rusia zarista.
3Débauche, exceso, derroche.
4No sirve ni para suela (expresión familiar), no sirve para nada.

Título original: Jolodnoi vodi, publicado por primera vez en la revista Budilnik, 1885, Nº 32, con la firma: "Nte".
Imagen: Alexander Matrehin, The Spaso-Mirozhskiy Monastery in Pskov, 1996.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

El viaje moscovita


-¡El corazón te chorrea sangre, gentil barón, cuando miras a esos mártires infelices! ¡Juzgue, cuán penoso les debe ser viajar en esos coches repulsivos, en ese trineo deforme! Cuántos tormentos y deseos insatisfechos. ¡Los pobres! ¡Y qué penoso debe ser ir a pie! ¡A la fuerza te vuelves una librepensadora, al mirar a esos infelices! ¡No, barón, son necesarias unas reformas, y unas reformas inmediatas! ¡Es necesario, que todos esos infelices puedan viajar en esos carruajes! ¡No sé por qué la prensa calla!
Charabanes y sillas. Se pueden ver en el camino al Parque Petróvskii y a Sokólniki. Los carruajes son excelentes, las sillas también, los caballos admirables, pero los viajeros son terriblemente malos. Ni un viajero decente... Cobarde, cobarde, cobarde...
Carroza teatral. Construida en 1223, y será entregada al archivo no más tarde del 2500. Sirve de instrumento para los intentos de sucidio de los señores artistas y actrices. En solitario en ésta no viajan, sino viajan por centenares, recordando que con personas la muerte es hermosa, que en compañía no da miedo morir. Incluye en sí cinco padres nobles, 26 ingénues, 32 bailarinas y diez viejas cómicas de complexión akimovkiana1. El paseo es gratis.
El mismo trineo. Construido para descarrilarse a cada instante y producir contusiones. Dentro del vagón hay un recipiente con extracto de Saturno, para la curación de las lesiones causadas por el viaje. Arriba cuesta tres kópeks y adentro un quinto. Los boletos son blancos, amarillos, rojos... La sirvienta es notablemente cortés. A las damas les dice “usted” y no maldice cuando le compran el boleto. Dentro de los vagones fumar y armar escándalo (todo, excepto la lectura de La hojita moscovita2) no se permite.
Carruaje del atardecer. Alquilado. Roto, arrugado y salpicado de fango, pero todo eso no se ve al atardecer... Es alquilado preferiblemente por gentlemans retirados y cocottes3. Prevenimos a los inexpertos: se dibuja aquí a esas damas... No lo tomen por algo... Precio 10 rub.
Vánka4... Escupe a los costados, chasquea con los labios, azota con las riendas. De la velocidad no se preocupa.
Intrépido... El artista olvidó las riendas... Habrá que hacerle una amonestación... Ahora no se puede sin las riendas...
Carruaje para gotosos y reumáticos. Un caballo inusitado: no se queja de que no le dan avena.

1Sofía Akímovna, actriz, a menudo interpreta papeles de viejas cómicas.
2La hojita moscovita, periódico político-literario, de la tal llamada "prensa menuda".
3Cocotte, prostituta, buscona, mujer galante.
4Vánka (expresión anticuada), cochero de invierno con coche de plaza, caballo de tiro y arreos viejos.

Título original: Moskovskaya ezda, publicado por primera vez en la revista Zritiel, 1883, Nº 24, sin firma.
Imagen: Iván Kramskoi, Unknown Woman, 1883.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Mi familia (Adjunción gratuita para la solicitud de subsidio)


El suegro: Emelián Sidórovich, guardia marino retirado. Pequeño de estatura, delgado, arrugado, pero imponente. Nacido en Kronstadt. Dice que se bañó en el océano. Estando en Constantinopla, vio al sultán. Desde los tiempos del retiro, busca un puesto de administrador en una casa o posesión. No le gusta el desorden y siempre me lee sermones por la suciedad. Se levanta a las cuatro, y él mismo se limpia las botas. Se acuesta a las ocho. Duerme en la sala. Al atardecer reza largo tiempo en mi gabinete, además me ordena estar parado y no fumar. Le gusta el arte, pero no reconoce las ciencias. Espera que me arresten por que leo los periódicos. En las fiestas me despierta para maitines. En el día del santo recibe la tarjeta de visita de un amigo de la infancia, el capitán de 2do rango P.A. Dromadiérov. Siempre se agita por la cocina, cerca del barril de kvas1. A menudo llora.
La suegra: Glafíra Kuzmínichna. Una mujer de sesenta años, una lacrimosa, devota, moral y, al mismo tiempo, venenosa en grado sumo criatura. Se queja a todos y a cada uno, de que Dios la ofendió con el yerno. Amante del café de achicoria, la crema y el pescado. No come carne: hizo el voto. Hace mucho tiempo ya que se dispone a morir, pero no se muere. Va de visita a diario. Se jacta de que su viejecito no consume bebidas alcohólicas. Casamentera, presta dinero con interés y acapara trastos. A mí me llama “maldito”. ¡¿A mí?! ¿Yo acaso no la alimento? ¿Yo acaso no soporto sus pláticas del día entero, de que ella toma el té sin pan? ¿Yo acaso no le doy dinero para la pomada de Ivánov, con la que ella se frota la cintura por la noche? ¡Qué basura eres!
El hermano de mi mujer: Iván Emeliánovich. Jefe de bomberos, expulsado del servicio por consumo excesivo de sustancias alcohólicas. Busca un puesto y quiere casarse con una muchacha moral. En las mujeres reconoce ante todo “la inteligencia”. Degüella con sus propias manos a las gallinas, los gansos y los patos. Va al bazar por la manduca. Cree en el espiritismo. Se pelea conmigo. Jura que de mí no saldrá nada. Por lo demás, la pelea no le impide fumarse mi tabaco, y estar tumbado en mi cama por días enteros. Quiere comprarse un fusil. No honra a los padres.
Panteléi: otro hermano de mi mujer. Sirve de fogonero en la vía férrea. Viene a vernos los sábados, a pasar la noche, y toda la noche toca el acordeón. Me promete arreglarme la cigarrera. Dos veces fue juzgado por el juez de paz por alboroto, y las dos veces, a instancias de Iván Emeliánich, presentó la apelación. Le pega a Mítia en la cabeza. Me suplica que lo pele. Es un borracho.
Kóstka: tercer hermano de mi mujer. Enfermero, a diario le saca sangre al padre. Tiene en nuestra comarca una gran práctica, pero todo lo que gana se lo bebe. Le gusta leer novelas y está suscrito a La gaceta de Gatzúk2, que no le da a nadie a leer, temiendo que se la embarren. Picado de viruela. No quiere casarse, porque ve en la mujer la causa de todos los males. Da para la tos un talco de bebé, ordenando consumir su contenido con vodka. Estuvo en una exposición en Moscú, y se compró allí un aparato para hacer trucos. No reconoce a los padres por su ignorancia. A mí no me quiere, porque yo no le permito poner en mi mesa sus botellones de medicina. Es un borracho. Le roba dinero a la madre y se come su confitura.
Mi mujer: Agásha. Una pequeña, agobiada, sin pecho, de nariz chata, jorobada, pero gritona criatura. En el rostro una constante expresión de susto. Le teme a los padres, los hermanos, al marido, los ratones, las ranas, las cucarachas, las moscas grandes... Pare anualmente. En la infancia fue arrollada por los caballos del bombero. Cinco años atrás yo le compré un reloj de plata, pero no lo usa y no le da cuerda, temiendo estropearlo. Lee, pero no sabe escribir. Llora cada día. Lava los pañales, esa es su especialidad.
Mi mamásha: Mávra Stepánovna, un pequeño, jorobado vejestorio. Día y noche le teme a los ladrones, y a cada rato va a echar una mirada: ¿está cerrada la puerta? Extrae las chinches de la cama por cocción y empapela las paredes con estampas. Comadrona y algebrista. Un peligroso competidor de Kóstka. No niega las bebidas alcohólicas.
La tía (mía o de mi mujer, ¿de quién exactamente?, no sé): Muerta en vida. Día y noche yace en la estufa, de donde no se baja nunca. Se alimenta sólo de té.
Mítia y Vánia: mis hijos, gemelos. Alumnos de gimnasio de primer grado. Empedernidos consumidores de unos y dos3. Por conducta tienen tres. Fuman y escriben malas palabras en las vallas. Corriendo por la calle, tironean las campanillas y arrancan las tarjetas de visita de las puertas. Los zurro a diario.
Zóika: mi hija. Hurga en la ceniza de la estufa. Amiga de los gatos y los perros, con los que duerme. Por las noches llora y no me deja dormir, por lo que le suelo pegar cruelmente.

1Kvas, especie de refresco de trigo, de la fábrica de Govoróvskii.
2Alexéi Gatzúk, arqueólogo, publicista, editor de La gaceta de Gatzúk y del Calendario de la cruz.
3Dos, nota escolar, suspenso; tres, aprobado.

Título original: Moya semia (Besplatnoe prilozhenie k prosheniyu o vspomoschestvovanii), publicado por primera vez en la revista Zritiel, 1883, Nº 19, con la firma: "S.B.Ch.".
Imagen: Sergéi Prokudin-Gorski, Tipica familia campesina, 1909.

viernes, 11 de septiembre de 2009

El pez sin voz


Sesión de la Duma1 de Stávropol. Un señor concejal, sintiéndose en un estado de ánimo travieso en particular, informa una copia de una resolución de gobierno de la oficina de asuntos urbanos, sobre la anulación de las elecciones de la segunda categoría de votantes. Los concejales sostienen vivos “debates”. De pronto, de repente, como un deus ex machina2, a la manera de una flecha tronante, pasa velozmente por el aire la voz desconocida de alguien... Todos se voltean a mirar y no creen a sus oídos: hablaba un hombre que durante 8 años no había dicho ni una palabra en las sesiones, había sido sospechoso de sordomudez y sólo rara vez había dicho como ventrílocuo: “¡Agradecer a Piótr Vasílich!” ¡Y de pronto ese hombre hablaba! Sus palabras se referían al secretario.
-¿Por qué no aclaraste que las elecciones eran incorrectas? ¡Tú debiste aclarar eso!
-¿A quién usted le habla? -preguntó el secretario.
-¿A quién? ¡A ti!
-¡Yo le ruego que no me diga!
-¡Yo te voy a decir , porque tú eres un empleado y debes obedecernos!
¿Qué tal el ventrílocuo? Dicen que un empresario del teatro de verano de Stávropol, adquirió de la Duma a ese “hombre-pez3” y construyó, especialmente para él, un acuario particular.

1Duma, parlamento estatal o citadino.
2Deus ex machina, expresión que designa, en una obra de teatro, la intervención de un ser sobrenatural que baja al escenario por medio de una máquina.
3Hombre-pez (expresión familiar), hombre lento, frío, sin pasión.

Título original: Riba bezglasnaya, publicado por primera vez en la revista Budilnik, 1886, Nº 23, con la firma: "Nte".
Imagen: Ilya Repin, Formal Session of the State Council, 1903.

viernes, 4 de septiembre de 2009

El nuevo combustible


En Kíev cierto Elperin, contratista para el suministro de leña a las instituciones estatales y citadinas, deseando ir “al nivel del siglo” y no rezagarse de sus contemporáneos, se quitó de encima al hombre antiguo y empezó a vivir a lo moderno, o sea, se apropió del dinero de las instituciones nombradas, no les suministró leña y se declaró insolvente. En verano, puede ser, tal “paso adelante” hubiera pasado inadvertido, pero en invierno, cuando los fogoneros tienen la absurda costumbre de encender las estufas, el nombre de Elperin no podía quedarse ignorado... Las instituciones estatales citadinas informaron al municipio que no tenían leña, y el municipio informó que por la leña había que dirigirse a Elperin, a quien ya se había pagado el dinero... Se armó el alboroto… Pero con el alboroto no calientas los aposentos... Las gentes gritaron, vocearon y, resignadas al destino, empezaron a encender las estufas con papeles… Ardieron relaciones, informes, denuncias, acuses de Elperin por recibo de dinero... Muchas damitas, por patriotismo, trajeron sus diarios y cartas de amor...
Y hubo calor, porque las denuncias eran muchas.

Título original: Novoe toplivo, publicado por primera vez en la revista Budilnik, 1886, Nº 9, con la firma: "Nte".
Imagen: Arthur Couling, Interior with a fireplace, 1940.

martes, 1 de septiembre de 2009

En el Observatorio de El despertador


En la mañana del 7 de agosto, en el azul celeste, les fue brindado a los aficionados de las artes escénicas, a favor de los cometas viudos, las estrellas fugaces y los planetas apagados, el inusitado espectáculo El monstruo. Los personajes fueron: el sol, la luna, los astrónomos, las nubes y el honroso público. La fábula de la pieza fue tomada de los cuentos de El descanso infantil1, y estriba en lo siguiente: la vieja doncella luna, una psicópata desilusionada, furiosa con todo el mundo por su soledad, por envidia al sol popular y querido por todos, concibe el malvado plan “eclipse”; una hermosa mañana, ésta se coloca entre el sol y la tierra de un modo tan zahiriente, que la última es cubierta por una tiniebla absoluta, pero eclipsar su talento genuino no es tan fácil como parece: para su gran vergüenza, la luna ve que es demasiado pequeña y que, al eclipsar al sol, ella misma pierde su luz; además, los astrónomos, que se dedican en el cielo a vigilar a los planetas, al adivinar su idea malvada, arman un alboroto y convocan a todo el público, después de lo que, a la luna confundida, pescada, por supuesto, sólo le queda ocultarse tras una nubecita. De esta forma, la virtud triunfa.
Las nubes, que se encuentran en enemistad constante con los astrónomos, intentaron con todas sus fuerzas otorgarle al escándalo un carácter familiar, cubrieron todo el cielo consigo mismas, de modo que la pieza se interpretó “a puertas cerradas”, y el público, hablando no de modo astronómico, vio una higa con aceite2.
A lo que nos suscribimos:

Los astrónomos de El Despertador3.

1El descanso infantil, revista ilustrada mensual, de Moscú.
2Una higa con aceite (expresión familiar), aproximadamente, ni poco ni mucho, ni piante ni mamante.
3El Despertador, revista satírica semanal, con caricaturas, de Moscú.

Título original: Na Observatorii "Budilnika", publicado por primera vez en la revista Budilnik, 1887, Nº 31, sin firma.
Imagen: Igor Razzhivin, Templo en los lagos Borisovskie, XX.