domingo, 13 de septiembre de 2009

Mi familia (Adjunción gratuita para la solicitud de subsidio)


El suegro: Emelián Sidórovich, guardia marino retirado. Pequeño de estatura, delgado, arrugado, pero imponente. Nacido en Kronstadt. Dice que se bañó en el océano. Estando en Constantinopla, vio al sultán. Desde los tiempos del retiro, busca un puesto de administrador en una casa o posesión. No le gusta el desorden y siempre me lee sermones por la suciedad. Se levanta a las cuatro, y él mismo se limpia las botas. Se acuesta a las ocho. Duerme en la sala. Al atardecer reza largo tiempo en mi gabinete, además me ordena estar parado y no fumar. Le gusta el arte, pero no reconoce las ciencias. Espera que me arresten por que leo los periódicos. En las fiestas me despierta para maitines. En el día del santo recibe la tarjeta de visita de un amigo de la infancia, el capitán de 2do rango P.A. Dromadiérov. Siempre se agita por la cocina, cerca del barril de kvas1. A menudo llora.
La suegra: Glafíra Kuzmínichna. Una mujer de sesenta años, una lacrimosa, devota, moral y, al mismo tiempo, venenosa en grado sumo criatura. Se queja a todos y a cada uno, de que Dios la ofendió con el yerno. Amante del café de achicoria, la crema y el pescado. No come carne: hizo el voto. Hace mucho tiempo ya que se dispone a morir, pero no se muere. Va de visita a diario. Se jacta de que su viejecito no consume bebidas alcohólicas. Casamentera, presta dinero con interés y acapara trastos. A mí me llama “maldito”. ¡¿A mí?! ¿Yo acaso no la alimento? ¿Yo acaso no soporto sus pláticas del día entero, de que ella toma el té sin pan? ¿Yo acaso no le doy dinero para la pomada de Ivánov, con la que ella se frota la cintura por la noche? ¡Qué basura eres!
El hermano de mi mujer: Iván Emeliánovich. Jefe de bomberos, expulsado del servicio por consumo excesivo de sustancias alcohólicas. Busca un puesto y quiere casarse con una muchacha moral. En las mujeres reconoce ante todo “la inteligencia”. Degüella con sus propias manos a las gallinas, los gansos y los patos. Va al bazar por la manduca. Cree en el espiritismo. Se pelea conmigo. Jura que de mí no saldrá nada. Por lo demás, la pelea no le impide fumarse mi tabaco, y estar tumbado en mi cama por días enteros. Quiere comprarse un fusil. No honra a los padres.
Panteléi: otro hermano de mi mujer. Sirve de fogonero en la vía férrea. Viene a vernos los sábados, a pasar la noche, y toda la noche toca el acordeón. Me promete arreglarme la cigarrera. Dos veces fue juzgado por el juez de paz por alboroto, y las dos veces, a instancias de Iván Emeliánich, presentó la apelación. Le pega a Mítia en la cabeza. Me suplica que lo pele. Es un borracho.
Kóstka: tercer hermano de mi mujer. Enfermero, a diario le saca sangre al padre. Tiene en nuestra comarca una gran práctica, pero todo lo que gana se lo bebe. Le gusta leer novelas y está suscrito a La gaceta de Gatzúk2, que no le da a nadie a leer, temiendo que se la embarren. Picado de viruela. No quiere casarse, porque ve en la mujer la causa de todos los males. Da para la tos un talco de bebé, ordenando consumir su contenido con vodka. Estuvo en una exposición en Moscú, y se compró allí un aparato para hacer trucos. No reconoce a los padres por su ignorancia. A mí no me quiere, porque yo no le permito poner en mi mesa sus botellones de medicina. Es un borracho. Le roba dinero a la madre y se come su confitura.
Mi mujer: Agásha. Una pequeña, agobiada, sin pecho, de nariz chata, jorobada, pero gritona criatura. En el rostro una constante expresión de susto. Le teme a los padres, los hermanos, al marido, los ratones, las ranas, las cucarachas, las moscas grandes... Pare anualmente. En la infancia fue arrollada por los caballos del bombero. Cinco años atrás yo le compré un reloj de plata, pero no lo usa y no le da cuerda, temiendo estropearlo. Lee, pero no sabe escribir. Llora cada día. Lava los pañales, esa es su especialidad.
Mi mamásha: Mávra Stepánovna, un pequeño, jorobado vejestorio. Día y noche le teme a los ladrones, y a cada rato va a echar una mirada: ¿está cerrada la puerta? Extrae las chinches de la cama por cocción y empapela las paredes con estampas. Comadrona y algebrista. Un peligroso competidor de Kóstka. No niega las bebidas alcohólicas.
La tía (mía o de mi mujer, ¿de quién exactamente?, no sé): Muerta en vida. Día y noche yace en la estufa, de donde no se baja nunca. Se alimenta sólo de té.
Mítia y Vánia: mis hijos, gemelos. Alumnos de gimnasio de primer grado. Empedernidos consumidores de unos y dos3. Por conducta tienen tres. Fuman y escriben malas palabras en las vallas. Corriendo por la calle, tironean las campanillas y arrancan las tarjetas de visita de las puertas. Los zurro a diario.
Zóika: mi hija. Hurga en la ceniza de la estufa. Amiga de los gatos y los perros, con los que duerme. Por las noches llora y no me deja dormir, por lo que le suelo pegar cruelmente.

1Kvas, especie de refresco de trigo, de la fábrica de Govoróvskii.
2Alexéi Gatzúk, arqueólogo, publicista, editor de La gaceta de Gatzúk y del Calendario de la cruz.
3Dos, nota escolar, suspenso; tres, aprobado.

Título original: Moya semia (Besplatnoe prilozhenie k prosheniyu o vspomoschestvovanii), publicado por primera vez en la revista Zritiel, 1883, Nº 19, con la firma: "S.B.Ch.".
Imagen: Sergéi Prokudin-Gorski, Tipica familia campesina, 1909.