viernes, 11 de septiembre de 2009

El pez sin voz


Sesión de la Duma1 de Stávropol. Un señor concejal, sintiéndose en un estado de ánimo travieso en particular, informa una copia de una resolución de gobierno de la oficina de asuntos urbanos, sobre la anulación de las elecciones de la segunda categoría de votantes. Los concejales sostienen vivos “debates”. De pronto, de repente, como un deus ex machina2, a la manera de una flecha tronante, pasa velozmente por el aire la voz desconocida de alguien... Todos se voltean a mirar y no creen a sus oídos: hablaba un hombre que durante 8 años no había dicho ni una palabra en las sesiones, había sido sospechoso de sordomudez y sólo rara vez había dicho como ventrílocuo: “¡Agradecer a Piótr Vasílich!” ¡Y de pronto ese hombre hablaba! Sus palabras se referían al secretario.
-¿Por qué no aclaraste que las elecciones eran incorrectas? ¡Tú debiste aclarar eso!
-¿A quién usted le habla? -preguntó el secretario.
-¿A quién? ¡A ti!
-¡Yo le ruego que no me diga!
-¡Yo te voy a decir , porque tú eres un empleado y debes obedecernos!
¿Qué tal el ventrílocuo? Dicen que un empresario del teatro de verano de Stávropol, adquirió de la Duma a ese “hombre-pez3” y construyó, especialmente para él, un acuario particular.

1Duma, parlamento estatal o citadino.
2Deus ex machina, expresión que designa, en una obra de teatro, la intervención de un ser sobrenatural que baja al escenario por medio de una máquina.
3Hombre-pez (expresión familiar), hombre lento, frío, sin pasión.

Título original: Riba bezglasnaya, publicado por primera vez en la revista Budilnik, 1886, Nº 23, con la firma: "Nte".
Imagen: Ilya Repin, Formal Session of the State Council, 1903.