miércoles, 28 de noviembre de 2007

La plática del ebrio con el diablo sobrio


El antiguo funcionario de la dirección intendente y secretario colegiado retirado, Lajmátov, estaba sentado a la mesa de su casa y, bebiendo la decimosexta copita, meditaba sobre la fraternidad, la igualdad y la libertad1. De pronto, detrás de la lámpara, se le apareció el diablo... Pero no se asuste, lectora. ¿Sabe usted, qué es el diablo? Es un joven de aspecto agradable, con una jeta negra como las botas y unos expresivos ojos rojos. En la cabeza tiene, aunque no está casado, unos cuernitos... Un peinado à la Capoule2. El cuerpo está cubierto de lana verde y huele a perro. Abajo de la espalda cuelga el rabo, que termina en una flecha... En lugar de dedos, garras, en lugar de pies, pezuñas de caballo. Lajmátov, al ver al diablo, se turbó un poco pero después, al recordar que los diablos verdes tienen la estúpida costumbre de aparecerse a todos los hombres bebidos en general, pronto se tranquilizó.
-¿Con quién tengo el honor de hablar?- se dirigió al no invitado visitante.
El diablo se confundió y bajó los ojos.
-No se cohíba usted- continuó Lajmátov.- Venga más cerca... Yo soy un hombre sin prejuicios, y puede hablar conmigo con franqueza... de alma... ¿Quién es usted?
El diablo, indeciso, se acercó a Lajmátov y, doblando la cola debajo de sí, reverenció con amabilidad.
-Yo soy el demonio, o el diablo... –se recomendó. –Funjo como funcionario de encargos especiales ante su excelencia en persona, el director de la cancillería infernal, ¡el sr. Satanás!
-He oído, he oído... Mucho gusto. ¡Siéntese! ¿No quiere vodka? Me alegro mucho... ¿Y a qué usted se dedica?
El diablo se confundió aún más...
-Hablando con propiedad yo, ocupaciones definidas, no tengo... –respondió con turbación, tosiendo y sonándose la nariz “a la jeroglífico”. –Antes, realmente, teníamos una ocupación... Tentábamos a los hombres... los desviábamos del camino del bien hacia la senda del mal... Pero ahora esa ocupación, entre nous soit dit3, no vale ni una escupida... Ya no hay caminos de bien, no hay de qué desviar. Y además, los hombres se han hecho más pícaros que nosotros... Dígnese pues a tentar a un hombre, cuando él en la universidad terminó todas las ciencias, “¡pasó por el fuego, el agua y los tubos de cobre4!” ¿Cómo puedo yo enseñarle a robar un rublo, cuando usted ya se hurtó mil sin mi ayuda?
-Es así... Pero, no obstante, ¿usted pues se dedica a algo?
-Sí... Nuestro puesto anterior, ahora, puede ser sólo nominal pero, a pesar de todo, tenemos trabajo... Tentamos a las damas de clase, empujamos a los jóvenes a escribir versos, obligamos a los mercaderes borrachos a golpear los espejos... En la política pues, en la literatura y en la ciencia, ya hace tiempo que no nos metemos. No entendemos ni un pepino de eso... Muchos de nosotros colaboran en El jeroglífico5, los hay incluso tales, que dejaron el infierno e ingresaron a los hombres... Esos diablos retirados, que ingresaron a los hombres, se casaron con mercaderes ricas y viven ahora de modo estupendo. Algunos de ellos se dedican a la abogacía, otros editan periódicos, ¡en general, son hombres muy prácticos y respetados!
-Disculpe por la pregunta indiscreta: ¿qué salario recibe usted?
-La situación nuestra es la anterior... –respondió el diablo.-La plantilla no ha cambiado nada... El apartamento, la iluminación y la calefacción son públicos, como antes... Salario pues no nos dan, porque nosotros todos nos consideramos fuera de plantilla, y porque el diablo es un puesto honorable... En general, hablando con franqueza, se vive mal, aunque vayas por el mundo... Gracias a los hombres que nos enseñaron a aceptar sobornos, si no ya hace tiempo que nos hubieran degollado... Sólo vivimos con las ganancias... Abasteces de provisiones a los pecadores, bueno y... te empeñas... Satanás envejeció, se va siempre a ver a Zukki6, no está para rendir cuentas ahora...
Lajmátov sirvió al diablo una copita de vodka. Éste bebió y se soltó a hablar. Reveló todos los secretos del infierno, desahogó el alma, lloró un poco y le gustó tanto a Lajmátov, que éste lo dejó incluso pernoctar en su casa. El diablo durmió en la estufa y deliró toda la noche. A la mañana desapareció.

1“Libertad, Igualdad, Fraternidad”, lema de la revolución francesa.
2Joseph Capoule, tenor francés de la Ópera de San Petersburgo con reputación de ser un gran conocedor de la moda.
3Entre nous soit dit, entre nosotros sea dicho.
4“Pasar por el fuego, el agua y los tubos de cobre”, alusión a la fórmula de los alquimistas para trasmutar los metales en oro.
5El jeroglífico, revista semanal de “ciencias ocultas” de pacotilla.
6Virginia Zukki, bailarina italiana que actúa en los teatros de Moscú y otras ciudades de Rusia.

Título original: Bicieda pianovo s triezvim chortom, publicado por primera vez en la revista Oskolki, 1886, Nº 6, con la firma: “El hombre sin bazo”.
Imagen: Mikhail Vrubel, Portrait of a Businessman K. Artsybushev, 1895-1896.