A Apolo. ¡Lárgate!
A Esterpe, musa de la música. ¡Te ruega uno que terminó el curso en el conservatorio y tomó lecciones con Rubinstein! ¿No tienes, mátushka, por algún lugar a la vista, un puestito de pianista en una rica casa de mercaderes? ¡Enséñame asimismo a componer polcas y cuadrillas de treinta kópeks! A propos: ¿no puedes correr del puesto a nuestro primer violín? Ya me sería hora de dejar de ser el segundo... Voz del público: ¡¡¡De Komaríns... kii!!! ¡Canta!
A Urania, musa de la astronomía (la suplicante, con timidez, mira alrededor, se confunde, y en voz baja): -¡Y de todas formas se mueve! (En voz alta): ¿No se puede imponer colectas a los planetas y los cometas? ¡Explora pues e intenta! Vas a recibir un por ciento. Voz del público: ¡Y de todas formas no se mueve!
Polimnia, musa de la canción. Quisiera yo, musa, pasarme de la ópera al bufo, pero como que, sabes, es incómodo... Y en el bufo pagan más, y la gloria de allá es más ayeante... ¡Arráncame los escrúpulos! ¡Estropea las voces de mis colegas, para que yo sea mejor que ellos, siembra una intriga entre ellos, y destruye a los reseñistas! Voz del público: ¡Cante algo, joven!
Calíope, musa de la poesía épica. Reduce en mí el ardor poético, quítame los temas, cuadriplica la censura, zúrrame, haz lo que quieras conmigo, pero sólo auméntame un kópek por rengloncito. ¡Persuade, oh musa, a los pagadores!
Melpómene, musa del teatro. ¡Danos nuestros beneficios, sinvergüenza! ¡Más mercaderas! ¡Empresarios!
Érato, musa de la poesía erótica. Desde que empecé a rogarte, Ératochka, ni un verso mío fue tachado. ¡Todos pasaron! ¡Tralalá!¡Tralalá! ¡No hay poeta más de moda que yo! Pero... de todas formas, estoy insatisfecho: a la poesía escotada no a todas partes la dejan entrar. ¡Persuade a los ignorantes! Voz del público: ¡Que viva el Salon des variétés1!
A Terpsícore, musa de la danza. ¡Llena las primeras filas de ancianos calvos, sin dientes, enciende sus sangres frías! ¡Suprime el drama, la comedia y la tragedia, y restaura la antigua gloria del ballet! Voz del público: ¡Cancán! ¡Sale al medio! ¡Pst!¡Pst!
A Talía, musa de la comedia. No me hace falta la gloria de Ostróvskii... ¡No! ¡No te pondrás las botas de la inmortalidad! ¡Dame la fuerza y el poder de Víctor Alexándrov2, que escribe diez comedias por noche! ¡Cuánto dinero pues, mátushka!
A Clío, musa de la historia. (Voz del público): ¡Pasa! ¡No nos adviertas! ¿Por qué abriste los ojos? ¿Nunca viste un escándalo, o qué?
A Baco y Venus. ¡Vueeestra mano! ¡Merci! ¡Puesto de honor!
1Salon des variétés, centro de música y diversión de Moscú, en la Gran Dmítrovka, anunciado en los periódicos.
2Víctor Krilóv, dramaturgo muy fructífero, jefe de la sección de repertorio de los teatros imperiales de San Petersburgo.
Título original: Sovremiennie molitvi, publicado por primera vez en la revista Zritiel, 1883, Nº 10, con la firma: “El h. sin b.”.
A Esterpe, musa de la música. ¡Te ruega uno que terminó el curso en el conservatorio y tomó lecciones con Rubinstein! ¿No tienes, mátushka, por algún lugar a la vista, un puestito de pianista en una rica casa de mercaderes? ¡Enséñame asimismo a componer polcas y cuadrillas de treinta kópeks! A propos: ¿no puedes correr del puesto a nuestro primer violín? Ya me sería hora de dejar de ser el segundo... Voz del público: ¡¡¡De Komaríns... kii!!! ¡Canta!
A Urania, musa de la astronomía (la suplicante, con timidez, mira alrededor, se confunde, y en voz baja): -¡Y de todas formas se mueve! (En voz alta): ¿No se puede imponer colectas a los planetas y los cometas? ¡Explora pues e intenta! Vas a recibir un por ciento. Voz del público: ¡Y de todas formas no se mueve!
Polimnia, musa de la canción. Quisiera yo, musa, pasarme de la ópera al bufo, pero como que, sabes, es incómodo... Y en el bufo pagan más, y la gloria de allá es más ayeante... ¡Arráncame los escrúpulos! ¡Estropea las voces de mis colegas, para que yo sea mejor que ellos, siembra una intriga entre ellos, y destruye a los reseñistas! Voz del público: ¡Cante algo, joven!
Calíope, musa de la poesía épica. Reduce en mí el ardor poético, quítame los temas, cuadriplica la censura, zúrrame, haz lo que quieras conmigo, pero sólo auméntame un kópek por rengloncito. ¡Persuade, oh musa, a los pagadores!
Melpómene, musa del teatro. ¡Danos nuestros beneficios, sinvergüenza! ¡Más mercaderas! ¡Empresarios!
Érato, musa de la poesía erótica. Desde que empecé a rogarte, Ératochka, ni un verso mío fue tachado. ¡Todos pasaron! ¡Tralalá!¡Tralalá! ¡No hay poeta más de moda que yo! Pero... de todas formas, estoy insatisfecho: a la poesía escotada no a todas partes la dejan entrar. ¡Persuade a los ignorantes! Voz del público: ¡Que viva el Salon des variétés1!
A Terpsícore, musa de la danza. ¡Llena las primeras filas de ancianos calvos, sin dientes, enciende sus sangres frías! ¡Suprime el drama, la comedia y la tragedia, y restaura la antigua gloria del ballet! Voz del público: ¡Cancán! ¡Sale al medio! ¡Pst!¡Pst!
A Talía, musa de la comedia. No me hace falta la gloria de Ostróvskii... ¡No! ¡No te pondrás las botas de la inmortalidad! ¡Dame la fuerza y el poder de Víctor Alexándrov2, que escribe diez comedias por noche! ¡Cuánto dinero pues, mátushka!
A Clío, musa de la historia. (Voz del público): ¡Pasa! ¡No nos adviertas! ¿Por qué abriste los ojos? ¿Nunca viste un escándalo, o qué?
A Baco y Venus. ¡Vueeestra mano! ¡Merci! ¡Puesto de honor!
1Salon des variétés, centro de música y diversión de Moscú, en la Gran Dmítrovka, anunciado en los periódicos.
2Víctor Krilóv, dramaturgo muy fructífero, jefe de la sección de repertorio de los teatros imperiales de San Petersburgo.
Título original: Sovremiennie molitvi, publicado por primera vez en la revista Zritiel, 1883, Nº 10, con la firma: “El h. sin b.”.
Imagen: Jean-Auguste Dominique Ingres, El compositor Cherubini con la Musa de la Poesía Lírica.