Moscú, 16 de febrero de 1890.
Querido Modést Ilích, su Sinfonía me gustó mucho, sobre las bellezas escénicas de la pieza yo sé juzgar sólo al regresar del teatro, y por eso permítame no hablar de éstas. Las virtudes literarias pues no ofrecen la mínima duda. Es una pieza inteligente, intelectual, escrita en un lenguaje excelente, y que produce una impresión muy definida. A pesar de que la mitad de los personajes no parece típica, de que las figuras como Mílochka están tocadas sólo casi-casi, la vida cotidiana se dibuja con claridad y yo, gracias a su pieza, tengo ahora una imagen de un medio que antes no conocía. Es una pieza útil. Lamento que yo no soy un crítico, de otra forma le escribiría una carta larga, y le demostraría que su pieza es buena.
Usted, al parecer, decía que su pieza no la entenderá el público, ya que la pieza dibuja un medio especial. Al leer la pieza yo, lo confieso, esperaba algo resalado pero, además de la “sinfonía”, la “ópera” y el “motivito”, no encontré nada especial, y por eso me permitiré no compartir sus temores.
Elena está bien hecha, aunque habla por lugares en un lenguaje masculino. El lugar, donde ella recuerda a la cantante de Mongeim, salió no lo suficiente cálido, precisamente, gracias a esa manera de expresarse a lo masculino. Los signos de puntuación en ese recuerdo yo los pondría de otra forma; por ejemplo, después de las palabras “con el ridicule1 en las manos”, pondría punto suspensivo, después la palabra “ella” la tacharía. Si, por lo demás, las cantantes como Elena se masculinizan, pues no tengo razón. Todo esto son pequeñeces.
Yádrintziev se parece al Adáshev2 de Suvórin. Jódikov está hecho excelentemente, el tío es un muy gentil cerdo... Más que todo me gustaron el I, II y V actos, menos que todos el III, donde Mílochka no tiene ni una frase jugosa, larga, sino sólo una suerte de sollozo. El final es agudo, mejor no se puede pensar.
A Jódikov debe interpretarlo Svobódin.
Imagino qué bien saldría su Sinfonía en nuestro Teatro Máli. Aquí saben conversar en la escena –eso es importante. El segundo acto lo pondrían de maravilla.
Perdone, que escribo sabe el diablo cómo, sin pies ni cabeza. No sé expresar mis opiniones, aunque me llamo un literato.
A Sajalín voy en abril. Si antes de ese tiempo estará en Moscú, le ruego encarecidamente que me visite. Que esté saludable, y no olvide a su admirador y un poquito compañero de juerga.
1Ridicule (expresión anticuada), bolsita de mano de mujer.
2Adáshev, personaje de Tatiana Riépina, pieza de Alexéi Suvórin.
Imagen: Gustav Klimt, Auditorium in the Old Burgtheater.
Usted, al parecer, decía que su pieza no la entenderá el público, ya que la pieza dibuja un medio especial. Al leer la pieza yo, lo confieso, esperaba algo resalado pero, además de la “sinfonía”, la “ópera” y el “motivito”, no encontré nada especial, y por eso me permitiré no compartir sus temores.
Elena está bien hecha, aunque habla por lugares en un lenguaje masculino. El lugar, donde ella recuerda a la cantante de Mongeim, salió no lo suficiente cálido, precisamente, gracias a esa manera de expresarse a lo masculino. Los signos de puntuación en ese recuerdo yo los pondría de otra forma; por ejemplo, después de las palabras “con el ridicule1 en las manos”, pondría punto suspensivo, después la palabra “ella” la tacharía. Si, por lo demás, las cantantes como Elena se masculinizan, pues no tengo razón. Todo esto son pequeñeces.
Yádrintziev se parece al Adáshev2 de Suvórin. Jódikov está hecho excelentemente, el tío es un muy gentil cerdo... Más que todo me gustaron el I, II y V actos, menos que todos el III, donde Mílochka no tiene ni una frase jugosa, larga, sino sólo una suerte de sollozo. El final es agudo, mejor no se puede pensar.
A Jódikov debe interpretarlo Svobódin.
Imagino qué bien saldría su Sinfonía en nuestro Teatro Máli. Aquí saben conversar en la escena –eso es importante. El segundo acto lo pondrían de maravilla.
Perdone, que escribo sabe el diablo cómo, sin pies ni cabeza. No sé expresar mis opiniones, aunque me llamo un literato.
A Sajalín voy en abril. Si antes de ese tiempo estará en Moscú, le ruego encarecidamente que me visite. Que esté saludable, y no olvide a su admirador y un poquito compañero de juerga.
A. Chejov.
1Ridicule (expresión anticuada), bolsita de mano de mujer.
2Adáshev, personaje de Tatiana Riépina, pieza de Alexéi Suvórin.
Imagen: Gustav Klimt, Auditorium in the Old Burgtheater.