2 del mismo mes. Después de almorzar, cavilé sobre la deplorable situación de las finanzas europeas occidentales. Solicité un ama de llaves.
18 de junio. Se amotinó en el almuerzo. Sufre, por lo visto, una revolución espiritual. Temo que sean amores. Leí en La voz un editorial... ¡¡¡No se puede!!!
4 de diciembre. Toda la noche azotaron la portezuela. A las cinco de la mañana vi al oficinista Kariávov saliendo de mi patio. A mi pregunta para qué está aquí, Kariávov se turbó. Algo quería intentar, el bribón. Habrá que despedirlo.
28 del mismo mes. Se amotinó todo el día. ¿Para qué diablos deambula? Agarré en el asunto Nº 1302 un ratón. Lo maté.
Año nuevo. Recibí las felicitaciones. Le obsequié a ella, para enseñanza, un libro piadoso. Todo el día se amotinó. Hallándome desanimado, escribí una obra: Sobre el ataque de los pechenegos al gobierno de Ufímskaya. Tuve una visión.
4 del mismo mes. Rompió el libro y mi obra. Me ordenó regresar a Kariávov. ¡Cumpliré, almita! Al anochecer se amotinó, rompió mis papeles, entró en histeria, y anunció que en estos días se va al gob. de Samárskaya, a curarse los pechos. ¡¡No la dejaré!!
6 de febrero. ¡¡Se fue!! Estuve acostado todo el día en su cama, lloré y razoné así: “Ella está saludable, por consiguiente no fue a curarse. Ahí hay otro asunto: amores. Sospecho que se ha aficionado con uno de mis mocosos oficinistas. ¿Pero con quién y cómo? Lo averiguaré mañana, ya que el culpable solicitará vacaciones, para ir a verla. ¡¡¡Él, el bribón, me entrega la solicitud de vacaciones, y yo a él... ¡¡zap!! Por la noche no azotaron la portezuela, pero de todas formas dormí mal. A pesar del desánimo, cavilé sobre la calamitosa situación de Francia. Tuve dos visiones a la vez. ¡Señor, perdónanos a los pecadores!
7 de febrero. Se han entregado veintiséis solicitudes de vacaciones. ¡¡¡Todos!!! Pero espera... Solicitan a Kronstadt. ¡Pues mira dónde está ella, eso es gob. de Samárskaya! Pero espera...
8 del mismo mes. No menos deploro. Vivo en el desánimo. Contagié a todos y a todo. Toda la cancillería sudó, no está para amores ahora. Vi Kronstadt en el sueño.
14 del mismo mes. Ayer, domingo, Kariávov fue a algún lugar afuera de la ciudad, y hoy anda por la cancillería y sonríe con sarcasmo... Lo voy a despedir.
25 del mismo mes. Recibí carta de ella. Me ordena enviarle dinero y aceptar en el servicio a Kariávov de nuevo. ¡Cumpliré, almita! ¡Espera! Ayer tres más fueron afuera de la ciudad... ¿La portezuela de quién azotan ahora?
Título original: Dvadtzat shest, publicado por primera vez en la revista Oskolki, 1883, Nº 17, con la firma: “El hombre sin bazo”.
Imagen: Alexander Ivanov, Girl from Albano Standing in the Doorway, 1830s.
18 de junio. Se amotinó en el almuerzo. Sufre, por lo visto, una revolución espiritual. Temo que sean amores. Leí en La voz un editorial... ¡¡¡No se puede!!!
4 de diciembre. Toda la noche azotaron la portezuela. A las cinco de la mañana vi al oficinista Kariávov saliendo de mi patio. A mi pregunta para qué está aquí, Kariávov se turbó. Algo quería intentar, el bribón. Habrá que despedirlo.
28 del mismo mes. Se amotinó todo el día. ¿Para qué diablos deambula? Agarré en el asunto Nº 1302 un ratón. Lo maté.
Año nuevo. Recibí las felicitaciones. Le obsequié a ella, para enseñanza, un libro piadoso. Todo el día se amotinó. Hallándome desanimado, escribí una obra: Sobre el ataque de los pechenegos al gobierno de Ufímskaya. Tuve una visión.
4 del mismo mes. Rompió el libro y mi obra. Me ordenó regresar a Kariávov. ¡Cumpliré, almita! Al anochecer se amotinó, rompió mis papeles, entró en histeria, y anunció que en estos días se va al gob. de Samárskaya, a curarse los pechos. ¡¡No la dejaré!!
6 de febrero. ¡¡Se fue!! Estuve acostado todo el día en su cama, lloré y razoné así: “Ella está saludable, por consiguiente no fue a curarse. Ahí hay otro asunto: amores. Sospecho que se ha aficionado con uno de mis mocosos oficinistas. ¿Pero con quién y cómo? Lo averiguaré mañana, ya que el culpable solicitará vacaciones, para ir a verla. ¡¡¡Él, el bribón, me entrega la solicitud de vacaciones, y yo a él... ¡¡zap!! Por la noche no azotaron la portezuela, pero de todas formas dormí mal. A pesar del desánimo, cavilé sobre la calamitosa situación de Francia. Tuve dos visiones a la vez. ¡Señor, perdónanos a los pecadores!
7 de febrero. Se han entregado veintiséis solicitudes de vacaciones. ¡¡¡Todos!!! Pero espera... Solicitan a Kronstadt. ¡Pues mira dónde está ella, eso es gob. de Samárskaya! Pero espera...
8 del mismo mes. No menos deploro. Vivo en el desánimo. Contagié a todos y a todo. Toda la cancillería sudó, no está para amores ahora. Vi Kronstadt en el sueño.
14 del mismo mes. Ayer, domingo, Kariávov fue a algún lugar afuera de la ciudad, y hoy anda por la cancillería y sonríe con sarcasmo... Lo voy a despedir.
25 del mismo mes. Recibí carta de ella. Me ordena enviarle dinero y aceptar en el servicio a Kariávov de nuevo. ¡Cumpliré, almita! ¡Espera! Ayer tres más fueron afuera de la ciudad... ¿La portezuela de quién azotan ahora?
Título original: Dvadtzat shest, publicado por primera vez en la revista Oskolki, 1883, Nº 17, con la firma: “El hombre sin bazo”.
Imagen: Alexander Ivanov, Girl from Albano Standing in the Doorway, 1830s.