domingo, 2 de diciembre de 2007

Chejov a A.S. Suvórin


Moscú, 15 de marzo de 1890.

Motivado por la codicia, y en parte por la inspiración, escribí un cuento1 que envío al mismo tiempo con esta carta. Sólo que, hijito, mándeme la corrección, ya que el cuento está escrito con cepillo de zapato y necesita de retoque. Hay que reducir bastante y corregir algo; yo lo corregiría ahora, pero la cabeza está orientada al modo sajaliniano2, y en todo lo que respecta a la literatura elegante, no estoy ahora en condición de distinguir un saco de una estera. Hay que esperar y leerlo en la corrección.
Junto a mi cuento envío el cuento de Filíppov3, quien le ruega con insistencia devolverle el cuento si no le gusta. Acaso, será adjuntado un cuento de Ezhóv4. Lo felicito, y le deseo que reciba usted en adelante tan grandes fardos.
¿Por qué no me envía los cuentos?
Los libros enviados ya los leí todos, excepto el de Fischer5, y en estos días se los enviaré.
Ayer o hace tres días Mísha6 se fue por algo a Petersburgo, al departamento. En absoluto no hay para qué apurarse, además de que en verano, en la casa de campo, no vamos a tener ningún hombre. Haría falta que él viviera el verano con la familia.
Adiós, querido mío, que Dios le dé todo lo bueno. A Anna Ivánovna7 un saludo, le beso ambas manos.

Suyo, A. Chejov.

Ezhóv pregunta: ¿le sirvió acaso su cuento Los ardides del conde Korzhínskii?

1Los diablos, publicado en Tiempo nuevo (1890, Nº 5061, 1 de abril).
2En su Alrededor de Chejov, Mijaíl Chejov recuerda: “Cuan inesperada no fuera la decisión de mi hermano Antón de ir a Sajalín, ésta se basaba firmemente en su profunda convicción, de que él debía ir allá fuera como fuera” (cap. VIII, pag. 218).
3Tiértii Filíppov, inspector estatal y escritor; se ignora el título del cuento en cuestión.
4Probablemente Las estrellas, publicado en Tiempo nuevo (1890, Nº 5050, 21 de marzo).
5¿Emil Fischer, químico-orgánico alemán que sintetiza los hidratos de carbono?
6Mijaíl Chejov, hermano del escritor.
7Anna Suvórina, segunda esposa de Alexéi Suvórin.

Imagen: Denis Sholokhov, Marzo.