jueves, 13 de diciembre de 2007

Chejov a los Chejov


Krasnoyársk, 28 de mayo de 1890.

¡Qué camino asesino! Casi-casi caminé hasta Krasnoyársk con lentitud, y dos veces arreglé mi coche; primero se partió el gatillo –una pieza de hierro puesta verticalmente, que une la puntera del coche con el eje; después se rompió bajo la puntera el tal llamado arco. Nunca en la vida había visto tal camino, tal encrucijada colosal y tal camino horrible, abandonado. Voy a escribir sobre sus fealdades en Tiempo nuevo, y por eso callaré por ahora.
Las últimas tres estaciones son excelentes; cuando te acercas a Krasnoyársk, pues parece que desciendes a otro mundo. Del bosque sales a la llanura, que es muy parecida a nuestra estepa del Don, sólo que aquí son cadenas de montañas grandiosas. El sol brilla a todo dar y los abedules se desabotonaron, aunque tres estaciones atrás, en los abedules no se agrietaban aún los botones. Gracias a Dios, salí por fin al verano, donde no hay ni viento, ni lluvia fría. Krasnoyársk es una ciudad bonita e intelectual; en comparación con ésta, Tomsk es un cerdo con levita y mauvais ton1. Las calles están limpias, adoquinadas, las casas de piedra, grandes, las iglesias preciosas.
Estoy vivo y totalmente saludable. El dinero está entero, las cosas también están enteras; había perdido los calcetines de lana, y pronto los encontré.
Por ahora, si callar sobre el coche, todo marcha favorablemente, y no hay de qué quejarse. Sólo los gastos son terribles. En ningún lugar se manifiesta tan fuertemente la poca práctica cotidiana, como en el camino. Pago de más, hago lo no necesario, digo lo que no es necesario, y espero cada vez lo que no sucede.
Mísha, espera a prepararte para Japón2; al parecer, yo regresaré a través de América.
En Irkútsk voy a estar dentro de 5-6 días, viviré allí tantos días, después cabalgar hasta Srétiensk y –fin de mi camino a caballo. Ya hace más de dos semanas que cabalgo sin cesar, pienso sólo en ese sentido, vivo con eso; diariamente, veo la salida del sol de principio a fin. Estoy tan acostumbrado, que me parece que toda la vida cabalgué y luché con el camino fangoso. Cuando no hay lluvia y huecos fangosos en el camino, pues se siente como que extraño y hasta aburrido. ¡Y qué sucio estoy, qué jeta de matorral tengo! ¡Cómo se desgastó mi desdichada indumentaria!
Una reverencia a padre, Iván (¿dónde está ése?), Alexándra Vasílievna, hermanos y hermanas de los Lintvarióv, Semáshko, Ivaniénko, Jamais, Mariúshka, y demás.
Para el departamento de madre: de café tengo aún 1 ½ lata; me alimento con miel y acrídidos; voy a almorzar hoy en Irkútsk. Mientras más al oriente, más caro se hace todo. El pan es de centeno, o sea, de harina de centeno, ya a 70 kop. el pud, mientras que al otro lado de Tomsk es a 25-27 k.; y el de trigo a 30 k. El tabaco que se vende en Siberia es ruin y vil; tiemblo, ya que el mío ya se agota.
Escríbanle a tía y a Alexéi que los saludo. ¿Dónde está ahora Jamais? Quería encargarle un trabajito en el museo3, pero no sé dónde vive ahora esa seductora diva de rizos dorados. ¿Y dónde está Gundásova? Y a ella una reverencia.
Voy con dos tenientes y un doctor militar, todos llevan rumbo al Amur. De esta forma, el revolver es totalmente superfluo. Con esta compañía, y al infierno no da miedo. Ahora tomamos té en la estación, y después del té iremos a ver la ciudad.
Yo convendría con vivir en Krasnoyársk. No entiendo por qué aquí es el lugar preferido del destierro. Aquí hace poco fue perdonado Yújantsiev, también está Ríkov4.
No obstante, tenemos prisa; que estén saludables. Los beso a todos, los arrojo a la estufa, después, los recibo en mis brazos de nuevo, los bendigo como un prelado y les deseo todo lo bueno.
¡Por Dios, sin enfermedades y sin incidentes! Que estén prósperos hasta la médula de los huesos.

Vuestro Homo Sachaliensis
A. Chejov.

Las cartas dirigidas a nombre de Másha pueden ser leídas por toda la familia; si hay ocasión de escribir un secreto, pues en la dirección estará escrito “a su excelencia”. Eso recuérdenlo. Cada carta a su excelencia puede ser desellada sólo por Masha a quien, hablando a propósito, le deseo de alma todo lo mejor y excelente.
¡Ah, Trósha, Trósha! ¡No oigo su risa maravillosa!

1Mauvais ton, mal tono, malas maneras, trato grosero.
2Se había acordado que Mijaíl Chejov viajara por mar a Japón, donde ambos hermanos se reunirían para regresar juntos a Rusia.
3No se ha aclarado.
4Chejov está presente en noviembre de 1884 en el juicio a Iván Ríkov, con motivo de un desfalco realizado por éste en el Banco de Skopín, que se hallaba bajo su dirección.

Imagen: Konstantin Yuon, Cathedral in Rostov Veliky, 1906.