jueves, 13 de diciembre de 2007

Chejov a I.L. Leóntiev-Scheglóv


Irkútsk, 5 de junio de 1890.

¡Saludos, mi gentil Jean! Le envío un saludo amistoso desde las entrañas siberianas, desde la urbe Irkútsk, a donde llegué ayer por la noche.
Hace tiempo, hace tiempo ya que me disponía a escribirle a usted, el más gentil de todos los capitanes. Quería escribirle de tendido antes de la salida de Moscú, pero la tristeza y la penosa sensación de separación de los parientes, paralizaron mi palma escribiente; en el camino no se podía escribir, y además, me detenía la idea de que no conozco su dirección. Pero ahora, ya descansado, no resistí y escribo.
Mi viaje es largo; todo es hasta tal grado largo y ancho que de escribir, positivamente, no hay nada. Diré sólo que viajar fue penoso, por momentos insoportable y hasta torturador; las crecidas de los ríos, el frío, la alimentación exclusivamente con té, la ropa sucia, las botas pesadas, el fango intransitable –todo eso tenía para mí un significado aplastante, y relegaba a la naturaleza y al hombre siberiano a un segundo y tercer planos. Y hablando a propósito, la naturaleza y el hombre locales se diferencian poco de los rusos. Originales son sólo el río Eniséi y la taiga, pero de éstos sólo se puede contar y no escribir, ya que la carta es demasiado espaciosa para eso. En diciembre, al encuentro, le expondré toda mi riqueza siberiana.
De aquí voy al Baikál, después me marcharé al Amúr, por el que navegaré hasta Sajalín. De todo le contaré, amigo, si quedo vivo, y si usted tendrá ganas de escuchar a tan inexperto narrador como yo.
¿Dónde está usted? ¿Qué? ¿Cómo? ¿Qué verano tiene usted? ¿Hace frío o calor? ¿Escribe acaso? Ah, hijito, no se aburra, por Dios, y no esté melancólico. Usted es un buen hombre.
Reverencie a su esposa con seguridad.
Que Dios lo bendiga. Que esté saludable y dichoso, y no me olvide. Me aburro sin la gente.

Suyo, A. Chejov.

¿Cuál es su dirección? ¡He aquí una tarea pues!

Imagen: Isaac Levitan, Evening Bells, 1892.