miércoles, 12 de diciembre de 2007

Chejov a los Chejov


Tomsk, 20 de mayo de 1890.

¡Amigos míos tungusos! Para ustedes es Trinidad, y para nosotros incluso el sauce no empezó a desabotonarse aún, y en la orilla del Tom hay nieve. Mañana voy a Irkútsk. Descansé. Apurarse no hay para qué, ya que la navegación por el Baikál empezará sólo el 10 de junio, pero de todas formas voy.
Estoy vivo, saludable, el dinero está completo; me duele un poco el ojo derecho. Me da punzadas.
Todos me aconsejan volver a través de América ya que, dicen, en la Flota voluntaria te mueres de aburrimiento: la soldadesca, la burocracia, y rara vez se acercan a la orilla.
Dos meses atrás murió aquí el aduanero de Taganróg, Kuzovlióv, en la miseria.
Sin nada que hacer, la emprendí con las impresiones del camino y las envío al Tiempo nuevo; las van a leer, aproximadamente, después del 10 de junio. Escribo de todo un poquito: así-así. Escribo no para la gloria, sino en relación con el dinero y en cálculo del adelanto cobrado.
Tomsk es una ciudad aburridísima. A juzgar por los borrachos que conocí, y por la gente mediocre que venía a verme al número por adoración, pues la gente aquí es aburridísima también. Por lo menos, con ésta me sentía tan no divertido, que le ordené al mozo no recibir a nadie.
Estuve en el baño. Mandé a lavar la ropa interior (¡a 5 kóp. el pañuelo!) Compré chocolate por aburrimiento.
Agradezco a Iván1 por los libros. Ahora estoy tranquilo. Si él no está con ustedes, escríbanle que lo reverencio. A padre le fue enviada una carta. Le enviaría una y a Iván, pero no sé con certeza dónde vive y a dónde fue.
Dentro de 2 ½ días estaré en Krasnoyársk, y dentro de 7 ½ -8 en Irkútsk. Hasta Irkútsk son 1500 vérstas.
Me preparé un café y ahora lo voy a tomar. Es de mañana. Pronto llamarán a misa tardía.
Después de Tomsk empezará la taiga. Veremos.
Una reverencia a todos los Lintvarióv y a nuestra vieja Mariúshka. A mamásha le ruego no inquietarse y no dar fe a los malos sueños. ¿Maduró el rábano? Y aquí no hay en absoluto.
Bueno, quédense vivos, saludables; en cuanto al dinero no se inquieten –habrá; no intenten gastar menos y no se malogren el verano con eso.

Vuestro, A. Chejov.

Mi alma grita socorro. Qué me dicen, mi pobre maleta-baúl se queda en Tomsk, y me compro una maleta nueva, suave y plana, sobre la que uno puede sentarse y que no se romperá con las sacudidas. El pobre baulito, de esta forma, cayó en Siberia deportado.

1Iván Chéjov, hermano del escritor.

Imagen: Vladimir Makovsky, Boulevard, XX.