Bajo Jabárovsk, barco “Muravióv”, 29 de junio de 1890.
En el camarote vuelan los meteoros, son unas carcomas luminosas, parecidas a chispas eléctricas. Al mediodía, a través del Amúr, nadan las cabras salvajes. Las moscas aquí son enormes. Conmigo, en el mismo camarote, viaja el chino Son-Liuli, que me cuenta incesantemente cómo allá, en China, por cualquier tontería, “cabeza abajo”. Ayer se hartó de opio y deliró toda la noche, y me molestó al dormir. El 27 paseé por la ciudad china de Aigun. Poco a poco entro en un mundo fantástico. El barco tiembla, es difícil escribir. Ayer por la noche le envié a papásha, a Súmi, un telegrama de felicitación. ¿Lo recibieron?
Mañana estaré en Jabárovsk.
El chino rompió a cantar por unas notas que tiene escritas en el abanico. Que estén saludables.
Mañana estaré en Jabárovsk.
El chino rompió a cantar por unas notas que tiene escritas en el abanico. Que estén saludables.
Vuestro, Antoine.
Un saludo a los Lintvarióv.
Imagen: Hermen Anglada-Camarasa, Cubierta de barco velero de pesca, 1904.