domingo, 30 de diciembre de 2007

Chejov a Al.P. Chejov


Moscú, 27 de diciembre de 1890.

Bueno, saludos, Sáshichka1. No respondí en tanto tiempo a tu carta por la siguiente razón: hasta mí llegaron rumores desagradables de que tú, al parecer, te dispones a venir a vernos para el primer día de fiesta; yo te esperaba, y por eso no te escribía. Y ya que tú (¡gloria a Alá!) no viniste, pues te escribo ahora.
Sí, yo regresé. Sí, Sáshichka. Recorrí todo el mundo, y si quieres saber qué vi, lee la fábula de Krilóv El curioso. ¡Qué mariposas, bichos, moscas, cucarachas! ¡Llévate los pantalones a la boca y atragántate con éstos de envidia!
Viajé a través de toda Siberia, navegué 12 días por el Amúr, viví 3 meses y 3 días en Sajalín, estuve en Vladivostók, en Hong-Kong, en Singapur, viajé por vía férrea en Ceilán, atravesé el océano2, vi el Sinaí, almorcé con los Dardanelos3, contemplé Constantinopla y traje conmigo un millón cien mil recuerdos y tres fieras notables, nombradas mangostas. Aquestas mangostas rompen la vajilla, saltan a las mesas y ya nos ocasionaron unas pérdidas por cien mil, pero con todo, y a pesar de todo, gozan del amor general4.
Cuando navegaba por el Archipiélago y miraba las islas santorín5, de las que hay ahí un abismo infernal, pues te recordaba a ti y a tu: “pater Arjimandritis, ¿tiine auto Sinopsis6?”
Ahora vivo en casa con los padres, a quienes venero. Pronto iré a Petersburgo, y escaldaré a tus niños bastardos con agua hirviendo.
Mucho quisiera verme contigo; aunque eres un hombre no instruido y además un borracho, de todas formas, a veces te recuerdo.
Reverencia a Natalia Alexándrovna y a los niños bastardos. ¡Pobres niños! (suspiro).
Con nosotros están Misha e Iván. Madre te agradece por la carta de felicitación y desea que le escribas una igual para año nuevo.
Si Guérshka7 aún no estiró la pata, pues una reverencia a él, y el deseo de todos los bienes caninos.
No seas Faisto, escribe.
Si en realidad piensas venir a vernos, es una idea maravillosa. Sólo que ahora no vengas, pues yo mismo voy a Peter. Si quieres, regresaremos juntos a Moscú, verás a los parientes y a las fieras.
En la India vodka no hay. Beben whisky.
Tu hermano indulgente

A. Chejovskii

1Sáshichka, diminutivo de Sásha, diminutivo de Alexánder Chejov.
2En su Alrededor de Chejov, Mijaíl Chejov relata: “Otro hecho, el encuentro con el barco francés que encayó en un banco. El Petersburgo, por obligación, tuvo que detenerse y prestarle ayuda. Soltaron una cuerda de alambre, un cable de remolque, lo unieron con la nave siniestrada, y cuando empezaron a halar, la cuerda se partió a la mitad. La amarraron, la acoplaron de nuevo, y el barco francés fue salvado. Por toda la ruta restante los franceses, que seguían detrás, gritaron “¡Vive la Russie!” y tocaron el himno ruso, y luego ambos barcos se separaron, cada uno siguió su ruta. Cuál no sería la desilusión después, cuando en el Petersburgo recordaron que habían olvidado, con el regocijo, cobrarle a los franceses mil rublos por el cable de remolque roto (todos los medios de salvación corren a cuenta del salvado) y, de esa forma, esos mil rublos fueron divididos entre todos los firmantes del acta sobre la salvación de la nave francesa, entre éstos mi hermano Antón” (cap. VIII, pag. 226).
3Los Dardanelos, estrecho entre la península de los Balcanes y Anatolia, une al Mar Egeo con el de Mármara. Llamado en la antiguedad Helesponto.
4Islas Santorín, forman parte de las Cícladas (islas griegas del mar Egeo); su isla principal es Santorín o Thera, con volcán activo.
5En su Del pasado lejano, María Chejova recuerda sobre una de las mangostas: “Investigaba cada rendija, se trepaba a las mesas, examinaba todo lo que estuviera ahí, pasaba las hojas de los libros, se asomaba a los tinteros, e incluso se mojaba las patitas en éstos, y después dejaba las huellas (…) Imagínense el cuadro: la visita llega, se sienta en la silla, de pronto le salta a la rodilla una fierecita del tamaño de un gatito maduro, y empieza a voltearle los bolsillos del saco, interesándose en cada cosa que se encuentra ahí… A las mujeres les esparcía los cabellos alisados del peinado, y les sacaba todas las horquillas y peinetas (…) La mangosta quería mucho a las personas, y cuando la dejaban en soledad, lloraba literalmente. Cuando alguien entraba a la habitación, saltaba y hacía mimos como un perro. Y por la noche dormía obligatoriamente en la cama de alguien, además ronroneaba como un gatito” (cap. VII, pag. 96-97).
6Pater Arjimandritis, ¿tiine auto Sinopsis?, padre archimandrita, ¿qué es la sinopsis?
7Guérshka, perro de Alexánder Chejov.

Imagen: Boris Kustodiev, Church in Winter, XX.