Moscú, 15 de abril de 1890.
Así, significa, querido mío, que me voy el miércoles o, a más tardar, el jueves. Hasta pronto, hasta diciembre. Quede usted bien. El dinero lo recibí, muchas gracias, aunque mil quinientos es mucho, no hay donde ponerlos, y para las compras en Japón me alcanzará el dinero, ya que recogí suficiente.
Tengo una sensación tal, como si me dispusiera a la guerra, aunque no veo ningún peligro en adelante, excepto el dolor de muela que tendré seguro en el camino. Así que, si hablar de los documentos, estoy armado sólo con el pasaporte y nada más, y son posibles los conflictos desagradables con las autoridades del poder, pero ésa es una desgracia pasajera. Si no me muestran algo, pues yo simplemente escribiré en mi libro que no me lo mostraron –y basta, no me voy a inquietar1. En caso de ahogamiento o algo parecido, tenga en cuenta que todo lo que tengo y puedo tener en el futuro pertenece a mi hermana; ella pagará mis deudas.
Voy a telegrafiarle con seguridad, y voy a escribirle más a menudo. La dirección para los telegramas: Tomsk, redacción de El heraldo del norte, a Chejov. Las cartas, escritas antes del 25 de julio, con seguridad las recibiré, las escritas después no me hallarán en Sajalín. Además de las cartas y los telegramas, usted, señor, dígnese a enviarme por expreso certificado toda clase de tontería impresa, empezando por los folletitos y terminando con los recortes de periódico –eso será una medicina para el aburrimiento sajaliniano; sólo envíe tales cosas que, después de leer, no dé lástima arrojar. Mi dirección para las cartas y los certificados: Puesto Alexándrovskii en la i. Sajalín o Puesto Korsakóvskii. Envíe a las dos direcciones. Por todo eso le traeré, no a cuenta de abonado, una japonesa desnuda de marfil o algo parecido al estimado pato, que tiene usted en el estante delante de la mesa. Escribiré en la India para usted un cuento exótico.
Desde el camino para el Tiempo nuevo no voy a escribir nada, excepto los sabaditos. Voy a escribirle a usted personalmente; si algo del camino, en su opinión, sirve para la prensa, pues envíelo a la redacción. Por lo demás, allá se verá. Escribir unos trocitos de 40-75 líneas no estaría mal.
A mi madre la llevo conmigo y la bajo en el monasterio de la Trinidad; a mi hermana también la llevo y la bajo en Kostromá. Les miento que llegaré para septiembre2.
En Tomsk examinaré la universidad. Ya que allí hay sólo una facultad –la médica, pues durante el examen no me mostraré un profano.
Me compré una pelliza, un paletó de oficial impermeable, de piel, unas botas grandes y un cuchillo grande para el corte del embutido y la caza de tigres. Estoy armado de los pies a la cabeza.
Así, hasta pronto. Voy a escribirle desde el Volga y desde el Káma. A Anna Ivánovna3, Nastiúsha y Borís4 el saludo más de corazón.
1En su Alrededor de Chejov, Mijaíl Chejov observa: “…le preocupaba que a él, como escritor, no lo dejaran entrar al presidio o le mostraran no todo, sino sólo lo que se podía mostrar” (cap. VIII, pag. 216).
2En su Del pasado lejano, María Chejova confiesa: “Mientras más se acercaba el plazo de la partida, que mi hermano había designado para mediados de abril, cuando debía deshielarse el río Káma, más alarma sentía yo en mi alma. Mi hermano veía eso, y una semana antes de la partida escribió a Suvórin: ‘Yo aún no me fui, y mi hermana ya me empezó a extrañar…” (cap. VII, pag. 91).
3Anna Ivánovna Suvórina, segunda esposa de Alexéi Suvórin.
4Anastásia Suvórina y Borís Suvórin, hijos del segundo matrimonio de Alexéi Suvórin.
Tengo una sensación tal, como si me dispusiera a la guerra, aunque no veo ningún peligro en adelante, excepto el dolor de muela que tendré seguro en el camino. Así que, si hablar de los documentos, estoy armado sólo con el pasaporte y nada más, y son posibles los conflictos desagradables con las autoridades del poder, pero ésa es una desgracia pasajera. Si no me muestran algo, pues yo simplemente escribiré en mi libro que no me lo mostraron –y basta, no me voy a inquietar1. En caso de ahogamiento o algo parecido, tenga en cuenta que todo lo que tengo y puedo tener en el futuro pertenece a mi hermana; ella pagará mis deudas.
Voy a telegrafiarle con seguridad, y voy a escribirle más a menudo. La dirección para los telegramas: Tomsk, redacción de El heraldo del norte, a Chejov. Las cartas, escritas antes del 25 de julio, con seguridad las recibiré, las escritas después no me hallarán en Sajalín. Además de las cartas y los telegramas, usted, señor, dígnese a enviarme por expreso certificado toda clase de tontería impresa, empezando por los folletitos y terminando con los recortes de periódico –eso será una medicina para el aburrimiento sajaliniano; sólo envíe tales cosas que, después de leer, no dé lástima arrojar. Mi dirección para las cartas y los certificados: Puesto Alexándrovskii en la i. Sajalín o Puesto Korsakóvskii. Envíe a las dos direcciones. Por todo eso le traeré, no a cuenta de abonado, una japonesa desnuda de marfil o algo parecido al estimado pato, que tiene usted en el estante delante de la mesa. Escribiré en la India para usted un cuento exótico.
Desde el camino para el Tiempo nuevo no voy a escribir nada, excepto los sabaditos. Voy a escribirle a usted personalmente; si algo del camino, en su opinión, sirve para la prensa, pues envíelo a la redacción. Por lo demás, allá se verá. Escribir unos trocitos de 40-75 líneas no estaría mal.
A mi madre la llevo conmigo y la bajo en el monasterio de la Trinidad; a mi hermana también la llevo y la bajo en Kostromá. Les miento que llegaré para septiembre2.
En Tomsk examinaré la universidad. Ya que allí hay sólo una facultad –la médica, pues durante el examen no me mostraré un profano.
Me compré una pelliza, un paletó de oficial impermeable, de piel, unas botas grandes y un cuchillo grande para el corte del embutido y la caza de tigres. Estoy armado de los pies a la cabeza.
Así, hasta pronto. Voy a escribirle desde el Volga y desde el Káma. A Anna Ivánovna3, Nastiúsha y Borís4 el saludo más de corazón.
Suyo, A. Chejov.
1En su Alrededor de Chejov, Mijaíl Chejov observa: “…le preocupaba que a él, como escritor, no lo dejaran entrar al presidio o le mostraran no todo, sino sólo lo que se podía mostrar” (cap. VIII, pag. 216).
2En su Del pasado lejano, María Chejova confiesa: “Mientras más se acercaba el plazo de la partida, que mi hermano había designado para mediados de abril, cuando debía deshielarse el río Káma, más alarma sentía yo en mi alma. Mi hermano veía eso, y una semana antes de la partida escribió a Suvórin: ‘Yo aún no me fui, y mi hermana ya me empezó a extrañar…” (cap. VII, pag. 91).
3Anna Ivánovna Suvórina, segunda esposa de Alexéi Suvórin.
4Anastásia Suvórina y Borís Suvórin, hijos del segundo matrimonio de Alexéi Suvórin.
Imagen: Boris Kustodiev, 27 February, 1917.