sábado, 1 de diciembre de 2007

El libro de quejas1


Está éste, ese libro, en una oficina especialmente construida para él, en la estación ferroviaria. La llave de la oficina “la conserva el gendarme de estación”, pero en realidad no es necesaria ninguna llave, ya que la oficina siempre está abierta. Abran el libro y lean:

“¡Muy señor mío! ¿¡Prueba de pluma!?”
Abajo de esto está dibujada una jetota con una nariz larga y unos cuernitos. Bajo la jetota está escrito:
“Tú eres un cuadro, yo un retrato, tú eres un cerdo, y yo no. Yo, tu morro”.
“Acercándome a esta estación y mirando la naturaleza por la ventana, se me voló el sombrero. I. Yármonkin”.
“¿Quién escribió?, no sé, y yo, imbécil, leo”.
“Dejó un recuerdo el jefe del buró de pretensiones, Kolovróev”.
“Presento a la jefatura mi queja contra el conductor Kúchkin, por su grosería en relación con mi esposa. Mi esposa en absoluto no alborotaba sino, al contrario, intentaba que todo estuviera tranquilo. Y asimismo, a propósito del gendarme Kliátvin, quien me agarró groseramente por el hombro. Domicilio tengo en la posesión de Andréi Ivánovich Ischéev, que conoce mi conducta. El oficinista, Samolúchsheev”.
“¡Nikándrov es socialista!”
“Hallándome bajo la fresca impresión de una acción perturbadora... (tachado). Pasando por esta estación, fui perturbado hasta lo profundo del alma por lo siguiente... (tachado). Ante mis ojos sucedió el siguiente suceso perturbador, que dibuja con vivos colores nuestros regímenes ferroviarios... (más adelante todo está tachado, excepto la firma). Alumno del 7mo grado del gimnasio Kúrskii, Alexéi Zúdiev.
“En espera de la partida del tren observé la fisonomía del jefe de estación, y me quedé muy insatisfecho con ésta. Notifico de esto por línea. El veraneante no desanimado”.
“Yo sé quién escribió esto. Esto lo escribió M.D.”.
“¡Señores! ¡Tieltzóvskii es un tramposo!”.
“La gendarma fue ayer con el vendedor Kóstka tras el río. Le deseamos todo lo mejor. ¡No te desanimes gendarme!”
“Pasando por la estación y estando hambriento, pensando en qué se podría comer, no pude encontrar comida de cuaresma. El diácono, Dújov”.
“Zámpate lo que den”...
“Quien encuentre una cigarrera de piel, que la entregue en la caja, a Andréi Yegórich”.
“Ya que me corren del servicio, por que al parecer me emborracho, declaro que todos ustedes son unos estafadores y ladrones. El telegrafista, Kozmodemiánskii”.
“Adórnense de virtudes”.
“¡Kátinka, yo la amo locamente!”
“Ruego no escribir cosas extrañas en el libro de quejas. Por el jefe de estación, Ivánov 7mo”.
“Aunque eres el séptimo, eres un imbécil”.

1En su En memoria de A.P. Chejov, María Chejova refiere: “Yo recuerdo cómo él, con risa, contaba de ese libro que estaba en algún lugar, en una estación de la vía de Doniétz” (M., 1906).

Título original: Zhalobnaya kniga, publicado por primera vez en la revista Oskolki, 1884, Nº 10, con el subtítulo (Copia) y la firma: “A. Chejonté”.
Imagen: Claude Monet, Gare Saint Lazare: the Train from Normandy, 1877.