miércoles, 30 de enero de 2008

Chejov a M.V. Kiselióva1


Moscú, 21 de septiembre de 1886.

Para tener derecho a estar sentado en mi habitación, y no con los visitantes, me apresuro a sentarme con la escritura. En turno una carta a usted, muy estimada y buena María Vladímirovna. Imagine: ¡Yáshenka y Yádienka2 vinieron! Si encuentra garabatos en esta carta, pues sepa que Yáshenka molestó, ¡que ella soñó con Merliton3!
Ante todo, muchas gracias por los extractos de El pensamiento ruso4. Yo leía y pensaba: “¡Te agradezco, Dios, por que en Rusia no se acabaron aún los grandes escritores!” Sí, no se empobrece nuestra patria… Por su carta a mi hermana, percibo que y usted empieza a competir por el lado de la celebridad… (Yo hablo de Peter5 y de las imágenes de los cuentos de mitología6.) ¡Qué Dios ayude pues! La literatura no es un yorsh7, y por eso no envidio…
Por lo demás, no es grande el placer de ser un gran escritor. En primer lugar, es una vida sombría… El trabajo desde la mañana hasta la noche, y de provecho poco… De dinero, como habas contadas… No sé, cómo será en casa de Zola y de Schedrín8, pero en mi casa hay tufo y hace frío… Los cigarrillos, como antes, me los dan sólo en los días listados. ¡Unos cigarrillos imposibles! Algo hinchado, húmedo, semejante a un salchichón. Antes de prenderlos, yo enciendo la lámpara, seco sobre ésta el cigarrillo, y después ya fumo, al mismo tiempo la lámpara humea y suelta hollín, el cigarrillo cruje y se oscurece, me quemo los dedos… ¡simplemente, siquiera suicidarse a tiempo!
De dinero, repito, tengo menos que talento poético. Los cobros empezarán sólo desde el 1ro de octubre, y por ahora voy al atrio y pido prestado… Trabajo, expresándome en el lenguaje de Serguéi, ¡terrriblemente, palabra de hoonor, mucho! Escribo una pieza para Korsh9 (¡hum!), un relato para El pensamiento ruso, unos cuentos para Tiempo nuevo, La gaceta de Petersburgo, Retazos, El despertador y restantes órganos de música. Escribo mucho y largo tiempo, pero corro como un poseso: empiezo una cosa sin terminar la otra… El letrero de doctor no ordeno colgarlo hasta ahora, ¡y de todas formas me toca curar! Brrr… ¡Le temo al tifus!
Me enfermo de a poquito, y me convierto poco a poco en un esqueleto de libélula. Si muero antes que usted, pues sírvase entregar el armario10 a mis herederos directos, quienes no tendrán donde hincar el diente.
Ando de día onomástico pero, a juzgar por las miradas críticas que me echa la oficinista de El despertador, estoy vestido no a la última moda y no de alfileres. Viajo no en coche, sino en trineo.
Por lo demás, la profesión de escritor tiene y sus lados buenos. En primer lugar, según las últimas noticias, mi libro no va mal; en segundo, en octubre voy a tener dinero; en tercero, empiezo ya un poquito a cosechar los laureles: en los buffets me señalan con el dedo, me cortejan un poquitín y me convidan con bocaditos. Korsh me pescó en su teatro y, en primer lugar, me entregó el boleto de la temporada… El sastre Bieloúsov11 compró mi libro, lo lee en su casa en voz alta y me predice un futuro brillante. Los colegas-doctores, en los encuentros, suspiran, entablan conversación sobre la literatura, y me aseguran que les indigestó la medicina. Y demás.
A su pregunta, hecha a mi hermana: ¿me casé acaso?, respondo: no, de lo que estoy orgulloso. ¡Yo estoy por encima del matrimonio! La viuda Jlúdova12 (se escupe los dedos) vino a Moscú. ¡Ángeles y ministros de piedad, amparadnos!
Ahora sobre nuestros conocidos comunes… Mi madre y mi padrecito están vivos y saludables. Alexánder13 vive en Moscú. Kokósha14 ahí mismo, donde estaba antes del viaje a Bábkino. Iván15 prospera en su escuela. Ma-Pa16 se ve con la narizona Efrós, da clases en la lechería a 7 kóp. por clase, y toma con el Bohemio17 clases de geografía, la cual se atreve a enseñar. Dios, ¿por qué yo no enseño lengua china? La tía le arregla un matrimonio con cierto Piereshívkin, que cobra 125 r. Tontita, no acepta… El Bohemio, el mismo dátil, dibuja viñetas a 3 rub. por pieza, corteja de paso a Yádienka, visita a Liudmílochka18, cansa a todo el mundo con la filosofía, y se apresura a garabatear otro cuento para El descanso infantil. A propos: ¡qué mala sociedad tiene usted! Politkóvskaya19, El Bohemio… Yo me suicidaría. Levitán20 se mareó en un torbellino, Olga21 lamenta que no se casó con Matvéi22, y demás. Nelly23 vino y ayuna. A la baronesa24 le nació un hijo. Yo me alegro por el padre… De m-me Sájarova25 se oye que es infinitamente dichosa… ¡Oh, desdichada!
Hace días, en el Ermitage, por primera vez en la vida, comí ostras… De sabroso poco. Si excluir el chablis y el limón, pues es repulsivo por completo... Se acerca el final de la carta. Adiós, y reverencie a Alexéi Serguéevich, Vasilísa, Serguéi y Elizavéta Alexándrovna26. ¡6-7 meses más y es primavera! Es hora de preparar los anzuelos y las nasas. Adiós, y créale al hipócrita de

A. Chejov,

cuando dice que es devoto con toda el alma de toda su familia.
Apenas terminé la carta, cuando tintineó la campanilla y… vi al genial Levitán. Gorrito rufianesco, traje dandysta, aire extenuado… Estuvo 2 veces en Ida, una vez en La sirena, encargó los bastidores, vendió casi unos bosquejos… Dice que el tedio, el tedio, el tedio…
-¡Dios sabe lo que daría sólo por estar unos 2 días en Bábkino! –exclama, probablemente olvidando cómo se quejaba en los últimos días.

1María Kiselióva, escritora, dueña de la hacienda Bábkino, donde la familia Chejov pasa los veranos de 1885-1887.
2María Yánova y Nadiézhda Yánova, hermanas, conocidas de la familia Chejov, notorias por sus actitudes de “señorita”.
3Merliton, personaje de Agua de borrajas, cuento infantil que Chejov escribe para los hijos de los Kiselióv en el verano de 1886.
4Extractos de una reseña anónima sobre Cuentos abigarrados, donde se califica a Chejov de “escritor simpático en particular” (El pensamiento ruso, julio de 1886).
5“Peter”, forma familiar y cariñosa en que los rusos llaman a San Petersburgo.
6Posteriormente Cuentos de la mitología griega (SPb., 1893), de María Kiselióva.
7Yorsh, mezcla de cerveza con vodka.
8Mijaíl Saltikóv-Schedrín, escritor célebre, autor de Los señores Golovlióv e Historia de una ciudad, entre otras novelas.
9Fiódor Korsh, dramaturgo, traductor, dueño de un teatro en Moscú.
10María Kiselióva le promete a menudo a Chejov legarle su armario, que le gusta mucho al escritor.
11Iván Bieloúsov, poeta, traductor, sastre.
12Jlúdova, viuda del mercader millonario A.I. Jlúdov, supuesta candidata a novia de Chejov, según las bromas de sus familiares y conocidos.
13Alexánder Chejov, hermano del escritor, escritor, periodista, memorialista.
14“Kokósha”, apodo de Nikolai Chejov, hermano del escritor, pintor.
15Iván Chejov, hermano del escritor, pedagogo.
16Ma-Pa”, apodo de María Chejova, hermana del escritor; da clases en el gimnasio femenino privado de Liubóv Rzhévskaya, cuyos parientes son dueños de una granja lechera y de almacenes.
17El Bohemio”, seudónimo de Mijaíl Chejov, hermano del escritor, jurista.
18“Liudmílochka”, diminutivo de Liudmíla Gámburtzeva, conocida de la familia Chejov, de Zvienígorod.
19Ekaterína Politkóvskaya, escritora, conocida de Chejov de Zvienígorod.
20Isaák Levitán, pintor célebre, estudió con Nikolai Chejov en la Escuela de pintura, escultura y arquitectura de Moscú.
21Olga Gorójova, sirvienta de la familia Chejov.
22Matvéi, cochero de la familia Kiselióv.
23Elena Márkova, hermana de Margarita Márkova, conocida de la familia Chejov.
24Margarita Márkova (Spengler de casada, baronesa), conocida de la familia Chejov.
25Elizavéta Sájarova (Márkova de soltera), futura actriz del Teatro de Fiódor Korsh.
26Esposo, hija, hijo e institutriz de los hijos de María Kiselióva.

Imagen: Nikolai Sergeyev, Vyeryeya (Cathedral destroyed by the germans), 1966.