sábado, 19 de enero de 2008

¡La vida es hermosa! (A los que intentan el suicidio)


La vida es una cosa super desagradable, pero hacerla hermosa no es nada difícil. Para eso no es suficiente ganar 200 000, recibir el Águila blanca1, casarse con una bonita y pasar por bien intencionado, todos esos bienes son perecederos y sucumben a la costumbre. Para percibir en sí la dicha sin intervalo, incluso en los instantes de pesar y tristeza, hay que: a) saber conformarse con el presente y b) alegrarse con la conciencia de que “podría ser peor”. Y eso no es difícil:

Cuando se prenden los cerillos en tu bolsillo, pues alégrate y agradece al cielo, que no tienes en tu bolsillo un pañol de pólvora.
Cuando vienen a tu casa de campo los parientes pobres, pues no palidezcas, sino triunfante exclama: “¡Bueno que no son los alguaciles!”
Cuando se te encaja una espina en el dedo, pues alégrate: “¡Bueno que no es en el ojo!”
Si tu esposa o cuñada juega a las damas, pues no te salgas de tus casillas, sino no te quepa la alegría de que oyes un juego, y no un aullido de chacales o un concierto felino.
Alégrate de que no eres un caballo de la ferroviaria de caballos, ni un “palito” de Koch2, ni una triquina, ni un cerdo, ni un asno, ni un oso que llevan los gitanos, ni una chinche... Alégrate de que no eres un cojo, ni un ciego, ni un sordo, ni un mudo, ni un enfermo de cólera... Alégrate de que, en este instante, no estás sentado en el banquillo de los acusados, no ves ante ti al acreedor y no conversas sobre el honorario con Turba3.
Si vives en lugares no muy lejanos pues, ¿acaso no se puede estar dichoso, con la idea de que no tuviste la desgracia de caer en uno muy lejano?
Si te duele una muela, pues regocíjate con que no te duelen todas las muelas.
Alégrate de que tienes la posibilidad de no leer El ciudadano, de no estar sentado en un barril de saneamiento, de no estar casado con tres a la vez...
Cuando te lleven a la comisaría, pues brinca de éxtasis por que no te llevan a la gehena fogosa.
Si te azotan con un abedul, pues patalea y exclama: “¡Qué feliz soy de que no me azotan con una ortiga!”
Si la esposa te traicionó, pues alégrate de que ella te traicionó a ti, y no a la patria.
Y demás... Sigue hombre mi consejo, y tu vida estará compuesta de un continuo regocijo.

1El Águila blanca, una de las órdenes más altas del Imperio ruso.
2Bacilo de la tuberculosis descubierto por el médico alemán Robert Koch, uno de los fundadores de la bacteorología y epidemiología modernas.
3V.P. Turba, editor de la revista El mundo ilustrado.

Título original: Zhizn prekrasna, publicado por primera vez en la revista Oskolki, 1885, Nº 17, con la firma: “El hombre sin bazo”.
Imagen: Osip Braz, Antón Chejov, 1898.