jueves, 31 de enero de 2008

Arriba por la escalera


El consejero provincial Dolbonósov, estando una vez en Peter por cuestiones de servicio, fue a dar por casualidad a una fiesta de la princesa Fingálova. En esa fiesta entre tanto, para su gran asombro, encontró al estudiante de derecho Shepótkin, que había sido repetidor de sus hijos unos cinco años antes. Conocidos en la fiesta él no tenía y, por aburrimiento, se acercó a Shepótkin.
-Usted este... pues... ¿cómo cayó aquí? –preguntó, bostezando en el puño.
-Así mismo, como usted...
-O sea, supongamos, no así como yo... –se enfurruñó Dolbonósov, examinando a Shepótkin. –Hum... este... ¿sus asuntos, cómo están?
-Más o menos... Terminé el curso en la universidad, y sirvo de funcionario de encargos especiales, con Podokónnikov...
-¿Sí? Eso, en primera instancia, no está mal... Pero... eeh... disculpe por la pregunta indiscreta, ¿cuánto le da su puesto?
-Ochocientos rublos.
-¡Pf!.. Para tabaco no alcanza... –farfulló Dolbonósov, cayendo de nuevo en un tono indulgente-protector.
-Por supuesto, para una vida desahogada en Petersburgo, es insuficiente pero, además de eso, funjo como secretario en la dirección de la vía férrea Ugáro-Dieboshírskii... Eso me da mil quinientos...
-Siií, en ese caso, por supuesto... –interrumpió Dolbonósov, al mismo tiempo que por su rostro corría algo parecido a un resplandor. –A propósito, queridísimo mío, ¿de qué forma conoció usted al dueño de esta casa?
-Muy sencillo –respondió Shepótkin con indiferencia. –Me encontré con él en casa del secretario de Estado, Lódkin...
-¿Usted... visita a Lódkin? –desencajó los ojos Dolbonósov.
-Muy a menudo... Yo estoy casado con su sobrina...
-¿Con la so-bri-na? Hum... Dígame... Yo, sabe... este... siempre le deseé a usted... le profeticé un futuro brillante, muy estimado Iván Petróvich...
-Piótr Ivánich...
-O sea, Piótr Ivánich... Y yo, sabe, miraba ahora y veía, una cara en algo conocida... En un segundo lo reconocí... Deja, pienso, invitarlo a casa a almorzar... Je-je... ¡Al viejo pues, pienso, seguro que no lo rechaza! Hotel Europa, número treinta y tres... de una a seis...

Título original: Vverj po lestnitze, publicado por primera vez en la revista Oskolki, 1885, Nº 24, con la firma: “El hombre sin bazo”.
Imagen: John SingerSargent, The Steps of the Church of S. S. Domenico e Siste in Rome, 1906.