-Razonan: la familia debe ir mano a mano con la escuela. Sí, pero sólo en caso de que la familia sea noble, no de mercader o burguesa, ya que el acercarse a los indigentes puede distanciar a la esuela de la perfección. Por lo demás, a veces no se debe, por humanismo, privar a los mercaderes y los burgueses ricos, por ejemplo, del placer de invitar a los pedagogos a un pastel.
-Ante las palabras “petición” y “unión”, los alumnos bajan los ojos con modestia y se sonrojan, y ante las palabras “adjetivo” y “subordinado”, los alumnos contemplan el futuro con esperanza.
-Ya que en la lengua rusa ya casi no se emplea la fitá, la ízhitza1 y el caso vocativo pues, razonando con justicia, se le debería reducir el salario a los maestros de lengua rusa, ya que con la disminución de las letras y los casos disminuyó también su trabajo.
-Nuestros pedagogos persuaden a sus alumnos, de no perder el tiempo en la lectura de las novelas y los periódicos, ya que eso obstaculiza la concentración y distrae. Además, las novelas y los periódicos son inútiles. Pero, ¿cómo pueden los alumnos creerle a sus maestros, si los mismos últimos conceden mucho tiempo a los periódicos y las revistas? ¡Al médico, cúrate tú mismo! En lo que respecta a mí, en ese sentido soy totalmente puro: ya hace 30 años que no leo ni un libro ni un periódico.
-Al enseñar a los alumnos las ciencias, se debe observar de modo preferente que los alumnos, sin falta, manden sus libros a encuadernar, ya que la frente se puede golpear con el lomo, solamente, en caso de que el libro esté encuadernado.
-¡Niños! ¡Qué placer cobrar la pensión!
1Fitá, ízhitza, letras del alfabeto ruso antiguo.
Título original: Iz zapisnoi knizhki otstavnovo starovo pedagoga, publicado por primera vez en la revista Oskolki, 1892, Nº 21, con la firma: “El hombre sin bazo”.
-Ante las palabras “petición” y “unión”, los alumnos bajan los ojos con modestia y se sonrojan, y ante las palabras “adjetivo” y “subordinado”, los alumnos contemplan el futuro con esperanza.
-Ya que en la lengua rusa ya casi no se emplea la fitá, la ízhitza1 y el caso vocativo pues, razonando con justicia, se le debería reducir el salario a los maestros de lengua rusa, ya que con la disminución de las letras y los casos disminuyó también su trabajo.
-Nuestros pedagogos persuaden a sus alumnos, de no perder el tiempo en la lectura de las novelas y los periódicos, ya que eso obstaculiza la concentración y distrae. Además, las novelas y los periódicos son inútiles. Pero, ¿cómo pueden los alumnos creerle a sus maestros, si los mismos últimos conceden mucho tiempo a los periódicos y las revistas? ¡Al médico, cúrate tú mismo! En lo que respecta a mí, en ese sentido soy totalmente puro: ya hace 30 años que no leo ni un libro ni un periódico.
-Al enseñar a los alumnos las ciencias, se debe observar de modo preferente que los alumnos, sin falta, manden sus libros a encuadernar, ya que la frente se puede golpear con el lomo, solamente, en caso de que el libro esté encuadernado.
-¡Niños! ¡Qué placer cobrar la pensión!
1Fitá, ízhitza, letras del alfabeto ruso antiguo.
Título original: Iz zapisnoi knizhki otstavnovo starovo pedagoga, publicado por primera vez en la revista Oskolki, 1892, Nº 21, con la firma: “El hombre sin bazo”.
Imagen: Ivan Kramskoy, Portrait of Prince Liven, 1880.