Yo.-Dicen que ustedes, los grajos, viven mucho tiempo. A ustedes, y a los lucios, los naturistas los ponen como modelo de longevidad excepcional. ¿Tú cuántos años tienes?
Grajo.-Yo tengo 376 años.
Yo.-¡Uau! ¡No obstante! ¡Ni qué decir, viviste! ¡En tu lugar, mayor, sabe el diablo cuántos artículos hubiera escrito yo para La antigüedad rusa y El heraldo de la historia! ¡Si yo viviera 376 años, pues me imagino cuántos cuentos, escenas, minucias hubiera escrito en ese tiempo! ¡Cuánto honorario acapararía! ¿Y qué tú, grajo, hiciste en todo este tiempo?
Grajo.-¡Nada, sr. hombre! Yo sólo bebí, comí, dormí y me multipliqué...
Yo.-¡Avergüénzate! ¡Me da vergüenza y lástima contigo, pájaro tonto! ¡Viviste en el mundo 376 años, y eres tan tonto como hace 300 años! ¡De progreso ni un grosh2!
Grajo.-La inteligencia se da, sr. hombre, no con la longevidad, sino con la educación y la ilustración. Tome usted China... Vivió ésta mucho más que yo, y entre tanto se quedó como la misma haragana que fue hace 1000 años.
Yo (continuando asombrándome).-¡376 años! ¡Pero eso qué es! ¡Toda una eternidad! ¡En ese tiempo, yo hubiera alcanzado a estar en todas las facultades, hubiera alcanzado a casarme 20 veces, hubiera probado todas las carreras y puestos, hubiera servido hasta sabe el diablo qué grado, y seguro que hubiera muerto como un Rothschild! ¡Pero entiende tú, imbécil: un rublo, depositado en un banco al 5 por ciento de interés compuesto, se convierte dentro de 283 años en un millón! ¡Cuenta pues! Por lo tanto si tú, hace 283 años, hubieras depositado en el banco un rublo, ¡pues tendrías ahora un millón! ¡Eh, tú, imbécil, imbécil! ¿Y a ti no te da lástima, vergüenza, que eres tan tonto?
Grajo.-Ni un poco... Nosotros somos tontos, pero en cambio podemos consolarnos con que en 400 años de vida, hacemos muchas menos tonterías que el hombre en 40... ¡Sí, sr. hombre! Yo vivo hace 376 años, pero ni una vez vi que los grajos guerrearan entre sí, y se mataran los unos a los otros, y ustedes no recuerdan el año en que no hubo guerra... Nosotros no nos desplumamos los unos a los otros, no abrimos cajas de crédito y pensionados sin lenguas antiguas, no calumniamos, no chantajeamos, no escribimos novelas y versos malos, no editamos periódicos injuriosos... Yo viví 376 años, y no vi que nuestras hembras engañen y ofendan a sus esposos, ¿y ustedes, sr. hombre? Entre nosotros no hay lacayos, aduladores, canallas, vendedores de Cristo...
Pero ahí, a mi interlocutor lo llamaron sus compañeros, y él, sin terminar su tirada, voló a través del labrado.
1Los periódicos de San Petersburgo informan el 18 de marzo a los lectores sobre la llegada de los grajos a la capital. Chejov escribe a Nikolai Léikin el 4 de marzo de 1886: “El tiempo que tenemos es de primavera por completo. Un horror cómo quisiera emprenderla con los temas de primavera”.
2Grosh, antigua moneda rusa igual a ½ kópek.
Título original: Grach, publicado por primera vez en la revista Oskolki, 1886, Nº 13, con la firma: “El hombre sin bazo”.
Imagen: Alexey Savrasov, The Rooks Have Come, 1871.