-Las abejas matan y expulsan a sus maridos y hermanos. Los zánganos intactos, delicados por naturaleza, son incapaces de trabajar; perezosos y parásitos, vuelan por el mundo y buscan un pedazo de pan gratuito. Al llegar a la colmena, encuentran más que una recepción fría: en la colmena los pinchan y expulsan. Tras posarse en una florecita, no saben cómo asumir el asunto, bueno, y pasan hambre. En invierno les toca helarse…
-¡Son estúpidos esos zánganos! –interrumpe al zoólogo un as. –Ellos no saben, que tienen una salida excelente para su horrible situación. ¿Sabe lo que yo haría si estuviera en su lugar?
-¿Qué?
-En su lugar, yo tomaría las flores en arriendo… No sé quién estaría más saciado entonces: las abejas o yo… ¡Probablemente, yo!
Título original: K sviedieniyu trutnei, publicado por primera vez en la revista Oskolki, 1883, Nº 13, con dibujo de V.I. Porfíriev y la firma: “El hombre sin bazo”.
Imagen: Boris Kustodiev, Portrait of Prof. Pyotr Kapitsa and Prof. Nikolai Semyonov, 1921.
-¡Son estúpidos esos zánganos! –interrumpe al zoólogo un as. –Ellos no saben, que tienen una salida excelente para su horrible situación. ¿Sabe lo que yo haría si estuviera en su lugar?
-¿Qué?
-En su lugar, yo tomaría las flores en arriendo… No sé quién estaría más saciado entonces: las abejas o yo… ¡Probablemente, yo!
Título original: K sviedieniyu trutnei, publicado por primera vez en la revista Oskolki, 1883, Nº 13, con dibujo de V.I. Porfíriev y la firma: “El hombre sin bazo”.
Imagen: Boris Kustodiev, Portrait of Prof. Pyotr Kapitsa and Prof. Nikolai Semyonov, 1921.