skip to main |
skip to sidebar
Sobre agosto
Mes de todas las clases de frutos. El aldeano recoge en su granero los frutos de su labor anual, y no tiene donde hincar el diente. Los taberneros cobran las deudas, los campesinos descansan de las labores. La abundancia de frutos terrenos admira al extranjero a tal grado, que le da calambres: la manzana mediana vale 50 kóp., la pera un rublo, y la compra de un melón trae consigo tuberculosis de bolsillo. Las señoras van en aras de la cura de la uva a Yalta, donde la uva es sólo dos veces más cara que en Helsingfors… Agosto es fructífero en todos los sentidos. Esa tarde encapotada, en que la virgen iba por los lugares desiertos y llevaba los frutos en sus manos trémulas, fue precisamente en agosto. Los frutos de mala índole crecen entre nosotros todos los meses. Entre los romanos agosto era el sexto del año y se llamaba sextilis, entre nosotros es el octavo, y se llama agosto en honor al emperador romano Augusto, fundador como es sabido de la orden agustiniana, y compositor de la romanza “Ah, mein lieber Augustin”. En este mes el sol ingresa al signo de Virgo, por lo que la naturaleza adquiere un aspecto lánguido, amargo, melancólico. Todo lo que alegraba la vista en verano, en agosto produce tristeza. Las hojas se ponen amarillentas, la hierba herrumbrosa, las veraneantes pierden la cabeza y corren de las casas de campo a la ciudad, donde son comidas vivas por los dueños de las casas. Los días se hacen más cortos, como si la luz del día ingresara a la dirección del departamento intendente; los hígados, el reumatismo y las malas esposas se desatan, como las puertas no aceitadas con las corrientes de aire. Los pantalones claros, los sombreros de pajilla, los chalecos de piqué, las guerreras, los paletós, todo eso se polvorea para las polillas con apestosa naftalina, y se esconde por un tiempo diabólicamente largo en los baúles de mamásha o de abuelita. Las temporadas teatrales, escolares y nupciales van vestidas con capuchones enguatados de funcionario. Quien en verano estuvo de perezoso, hizo travesuras y no obedeció a los padres, en agosto estudie o cásese… Los más inteligentes de todos en agosto resultan los pájaros y los osos. Los primeros se reúnen en bandadas, e intentan volar lo más lejos posible del invierno con sus diversiones, reseñas, unidades y montones de nieve; los segundos se llevan las garras a las bocas, se duermen plácidamente, y van a dormir a pesar de todo; incluso si Zúkki conviene con quedarse todo el invierno en Rusia, ellos no se van a despertar. En agosto empieza el tal llamado “verano de mujer”, cuando la naturaleza es una mujer por completo: ya sonríe, ya está de malas. Entre nuestros antepasados agosto se llamaba segador. “En los primeros días de este segador, -escribían los antepasados, -el secretario Obdiránskii y el oficinista Oblupánskii le dieron cien vueltas a Mamái”…
Helsingfors, Helsinki en sueco, capital de Finlandia, puerto del golfo del mismo nombre.
“O, du liebre Augustin”, línea primera de Alles ist hin, canción popular alemana.
Mamásha, mamita.
Título original: Ob avgustie, publicado por primera vez en la revista Oskolki, 1885, Nº 34, con la firma: “El hombre sin bazo”.
Imagen:
Isaac Levitan, Golden Autumn, 1895.