Telegrama
Toda la semana bebo a la salud de Sara. ¡Maravilloso! Parada, se muere. Lejos están los nuestros de los parisinos. Estás sentado en la butaca como en el paraíso. A Mánka una reverencia. Petróv.
Telegrama
Al teniente Yegórov. Ve y toma mi boleto. No iré más. Una tontería. Nada particular. Sólo se perdió el dinero.
Del doctor en medicina Klopson al doctor en medicina Ferfluchterschwein.
¡Colega! Ayer vi a S.B. Su pecho está paralítico, plano. Sus esqueletos óseo y muscular están desarrollados no de modo satisfactorio. Su cuello es hasta tal punto largo y delgado, que se ven no sólo las venae jugulares, sino hasta la arteriae carotides. Los musculi sterno-cleido-mastoidei apenas se advierten. Sentado en la segunda fila, oía los ruidos anémicos de sus venas. Tos no tiene. En la escena la arroparon, lo que me dio motivo para concluir que tenía fiebre. Constato anaemia y atrophia musculorum. Es notable. Sus glándulas lacrimosas responden a los estímulos de la voluntad. Las lágrimas goteaban de sus ojos, y en su nariz se advertía la hiperemia cuando, de acuerdo a las leyes teatrales, tenía que llorar.
De Nadia N. a Katia J.
¡Querida Katia! Ayer estuve en el teatro y vi allí a Sara Birnar. ¡Ah Kátiechka, cuántos brillantes tiene! Yo toda la noche lloré por la idea, de que nunca tendré tantos brillantes. Sobre su vestido lo trasmitiré en palabras... Cómo quisiera ser Sara Birnar. ¡En la escena bebían chimpagne verdadero!, muy extraño Katia, yo hablo francés perfectamente, pero no entendía nada de lo que hablaban los actores en la escena, hablaban como que distinto. Yo estaba sentada... en la galera, mi anormal no pudo conseguir otro boleto. ¡Anormal!, lamento que el sábado estuve fría con S., él me hubiera conseguido en la platea. S., por un beso, está dispuesto a todo. Para hacer rabiar al anormal, mañana mismo vendrá a casa S., nos conseguirá boleto a ti y a mí.
Del redactor al colaborador
¡Iván Mijáilovich! ¡Pero esto es una puercada! Andorrea cada noche al teatro con el boleto de la redacción, y al mismo tiempo no aporta ni una línea. ¿Qué espera pues? Hoy Sara Bernard es la sensación del día, hoy hay que escribir sobre ella. ¡Apúrese, por Dios!
Respuesta: Yo no sé qué escribirle. ¿Elogiarla? Esperemos por ahora a ver qué escriben los otros. El tiempo no se irá.
Estaré hoy en la redacción. Prepare el dinero. Si le da lástima el boleto, pues mande por éste.
Carta de la s-ra N. a ese mismo colaborador
¡Usted es una almita, Iván Mijáilich! Gracias por el boleto. A Sara me cansé de verla, y le ordeno elogiarla. ¡¿Pregunte en la redacción, si mi hermana puede ir hoy al teatro con los boletos de la redacción?! Muchísimo me obligará.
Reciba, y demás.
Respuesta: Se puede... con pago, por supuesto. El pago no es grande: permiso para presentarme en su casa el sábado.
De la esposa al redactor
Si no me envías hoy el boleto para Sara Bernard, pues no vengas a casa. Para ti, entonces, tus colaboradores son mejores que tu esposa. ¡Que esté yo hoy en el teatro!
Del redactor a la esposa
¡Mátushka! ¡Siquiera tú no te metas! ¡Yo sin ti no tengo adonde voltear la cabeza con esta Sara!
Del librito de apuntes del acomodador
Ahora dejé entrar a cuatro. Catorce rub.
Ahora dejé entrar a cinco. Quince r.
Ahora dejé entrar a tres y a una madame. Quince rub.
...Bueno que no fui al teatro y vendí mi boleto. Dicen que Sara Bernard actuó en lengua francesa. De todas formas, no hubiera entendido nada...
¡Mítia! Hazme el favor, ruégale de algún modo más suave a tu esposa para que, al sentarse con nosotros en el palco, se maraville en voz más baja con los vestidos de Sara Bernard. En el pasado espectáculo susurraba en voz tan alta, que yo no oía de qué se hablaba en la escena. Ruégale, pero más suave. Muchísimo me obligarás.
Del eslavista J. al hijo
¡Hijo mío!.. Yo abrí mis ojos y vi el signo de la perversión... Miles de personas rusas, ortodoxas, que hablaban de la unión con el pueblo, iban en multitudes al teatro y ponían su oro a los pies de la hebrea... Liberales, conservadores...
¡Almita! Aunque me polvorees la ranita con azúcar, de todas formas no me la voy a comer...
Título original: I to i sie, publicado por primera vez en la revista Zritiel, 1881, Nº 23 y 24, con la firma: “Antosha Ch”.
Imagen: Edgar Degas, Cantante de café-concierto con guante, 1878.
Telegrama
Al teniente Yegórov. Ve y toma mi boleto. No iré más. Una tontería. Nada particular. Sólo se perdió el dinero.
Del doctor en medicina Klopson al doctor en medicina Ferfluchterschwein.
¡Colega! Ayer vi a S.B. Su pecho está paralítico, plano. Sus esqueletos óseo y muscular están desarrollados no de modo satisfactorio. Su cuello es hasta tal punto largo y delgado, que se ven no sólo las venae jugulares, sino hasta la arteriae carotides. Los musculi sterno-cleido-mastoidei apenas se advierten. Sentado en la segunda fila, oía los ruidos anémicos de sus venas. Tos no tiene. En la escena la arroparon, lo que me dio motivo para concluir que tenía fiebre. Constato anaemia y atrophia musculorum. Es notable. Sus glándulas lacrimosas responden a los estímulos de la voluntad. Las lágrimas goteaban de sus ojos, y en su nariz se advertía la hiperemia cuando, de acuerdo a las leyes teatrales, tenía que llorar.
De Nadia N. a Katia J.
¡Querida Katia! Ayer estuve en el teatro y vi allí a Sara Birnar. ¡Ah Kátiechka, cuántos brillantes tiene! Yo toda la noche lloré por la idea, de que nunca tendré tantos brillantes. Sobre su vestido lo trasmitiré en palabras... Cómo quisiera ser Sara Birnar. ¡En la escena bebían chimpagne verdadero!, muy extraño Katia, yo hablo francés perfectamente, pero no entendía nada de lo que hablaban los actores en la escena, hablaban como que distinto. Yo estaba sentada... en la galera, mi anormal no pudo conseguir otro boleto. ¡Anormal!, lamento que el sábado estuve fría con S., él me hubiera conseguido en la platea. S., por un beso, está dispuesto a todo. Para hacer rabiar al anormal, mañana mismo vendrá a casa S., nos conseguirá boleto a ti y a mí.
Tuya, N.
Del redactor al colaborador
¡Iván Mijáilovich! ¡Pero esto es una puercada! Andorrea cada noche al teatro con el boleto de la redacción, y al mismo tiempo no aporta ni una línea. ¿Qué espera pues? Hoy Sara Bernard es la sensación del día, hoy hay que escribir sobre ella. ¡Apúrese, por Dios!
Respuesta: Yo no sé qué escribirle. ¿Elogiarla? Esperemos por ahora a ver qué escriben los otros. El tiempo no se irá.
Suyo, J.
Estaré hoy en la redacción. Prepare el dinero. Si le da lástima el boleto, pues mande por éste.
Carta de la s-ra N. a ese mismo colaborador
¡Usted es una almita, Iván Mijáilich! Gracias por el boleto. A Sara me cansé de verla, y le ordeno elogiarla. ¡¿Pregunte en la redacción, si mi hermana puede ir hoy al teatro con los boletos de la redacción?! Muchísimo me obligará.
Reciba, y demás.
Suya, N.
Respuesta: Se puede... con pago, por supuesto. El pago no es grande: permiso para presentarme en su casa el sábado.
De la esposa al redactor
Si no me envías hoy el boleto para Sara Bernard, pues no vengas a casa. Para ti, entonces, tus colaboradores son mejores que tu esposa. ¡Que esté yo hoy en el teatro!
Del redactor a la esposa
¡Mátushka! ¡Siquiera tú no te metas! ¡Yo sin ti no tengo adonde voltear la cabeza con esta Sara!
Del librito de apuntes del acomodador
Ahora dejé entrar a cuatro. Catorce rub.
Ahora dejé entrar a cinco. Quince r.
Ahora dejé entrar a tres y a una madame. Quince rub.
...Bueno que no fui al teatro y vendí mi boleto. Dicen que Sara Bernard actuó en lengua francesa. De todas formas, no hubiera entendido nada...
Mayor Kovalióv.
¡Mítia! Hazme el favor, ruégale de algún modo más suave a tu esposa para que, al sentarse con nosotros en el palco, se maraville en voz más baja con los vestidos de Sara Bernard. En el pasado espectáculo susurraba en voz tan alta, que yo no oía de qué se hablaba en la escena. Ruégale, pero más suave. Muchísimo me obligarás.
Del eslavista J. al hijo
¡Hijo mío!.. Yo abrí mis ojos y vi el signo de la perversión... Miles de personas rusas, ortodoxas, que hablaban de la unión con el pueblo, iban en multitudes al teatro y ponían su oro a los pies de la hebrea... Liberales, conservadores...
¡Almita! Aunque me polvorees la ranita con azúcar, de todas formas no me la voy a comer...
Sobakiévich.
Título original: I to i sie, publicado por primera vez en la revista Zritiel, 1881, Nº 23 y 24, con la firma: “Antosha Ch”.
Imagen: Edgar Degas, Cantante de café-concierto con guante, 1878.