Ayer me alegré con la carta de Sisóyeva1, ¡e imagine, mi relatito fue aceptado! Elogié a Sisóija hasta los cielos, pero me ruega eliminar cierta “corriente pedagógica” y algunos lugares, en su opinión, tendenciosos. Me escribe: “Hace tiempo que no leía nada tan encantador, como su cuento La dichosa suerte, y si no fuera por la corriente pedagógica, que no-no, y sí irrumpe en el tono general del cuento, La dichosa suerte sería un modelo (?) de cómo se debe escribir para los niños2”. ¡Esto ya-ya! Yo siempre le dije a usted: ¡aprenda a escribir conmigo! ¿A quién decirle una palabra por usted?, ¡hable, no se avergüence! ¡En el número navideño me van a publicar, y todo con cuadritos3! Sisóija, cada diez líneas, me llama “mi querida”. Miente, canalla... ¡“La barata”, habría que decir!..
¡Hasta pronto! A pesar de la agobiante, incluso para mí, grandeza, yo, de todas formas, le estrecho la mano. A todos una reverencia.
Respetándolo a usted, M.K.
1Ekaterina Sisóyeva (Almedingen de nacimiento, Sisóija), escritora infantil, traductora, editora de la revista El manantial.
2La dichosa suerte, cuento de María Kiselióva, se publica en la revista El Manantial (1889, Nº 1).
3Cuadritos, ilustraciones.
3Cuadritos, ilustraciones.