Para que la mantequilla no se ponga rancia, cómetela con rapidez.
Para las chinches. Pesca a una chinche y explícale que el alimento vegetal, por la cantidad de sustancias nitrogenadas y grasas contenidas en éste, no cede en absoluto al animal, y aconséjale amistosamente cambiar de régimen. Y si las últimas deducciones de la ciencia no influyen en ella, pues sólo te resta levantar el dedo y exclamar: “¡Húndete en la maldad, chupasangre!”, y soltar a la canalla. Tarde o temprano el bien triunfará sobre el mal.
Para las cucarachas. Es sabido que las cucarachas nos las trajeron de Alemania1, y por eso es totalmente legal y fundado solicitar la expulsión de éstas, en orden administrativo, a su lugar patrio.
Para las pulgas. Cásate. Todas tus pulgas pasarán a tu esposa, ya que es sabido que las pulgas pican más gustosas a las mujeres que a los hombres. Lo último depende no tanto de las cualidades de una u otra sangre, como de la avenencia de los trajes femeninos con el cómodo acantonamiento de los insectos: es espacioso y a la misma vez confortable.
Para las polillas. Pon en tu pelliza unas dos decenas de tarántulas y escorpiones, dándoles a cada uno de éstos una parcela por separado.
Para el orzuelo en el ojo. Enséñale al enfermo la higa. Si el sujeto, adornado con el orzuelo, es de un rango mayor que tú, pues enséñale la higa dentro del bolsillo.
Para la falta de dinero. Agarra a Rothschild2, al barón Ginsburg y a Poliakóv3, siéntalos a jugar al stúkolka4 contigo, y juega fuerte. Mientras más fuerte la apuesta, tanto mejor. Si perdiste, pues no les pagues, ya que tus rivales, sin eso, ya tienen mucho dinero; si ganas, pues dicha tuya.
Para la cólera del jefe. Agarra al jefe, llévalo al baño y ponle la cabeza bajo la ducha fría. Si esto no ayuda, pues abraza al jefe, bésalo, lloriquea y dile: “¡Olvidemos todo lo que hubo entre nosotros!” Y si esto no ayuda, pues palmea al jefe por el estómago y dile: “¡Eh, tío, tío! ¡Acaso nos podemos pelear contigo!”, y demás.
Para la infidelidad matrimonial. Agarra a tu esposo infiel y cuélgale de la frente el letrero: “Se prohíbe terminantemente a las personas extrañas”, y demás…
Para la humedad en la casa. Polvorea las paredes con talco infantil o pégales periódicos secos…
1Cucarachas, “prusianas”.
2L. Rothschild, miembro de una poderosa familia de banqueros, agente financiero del gobierno ruso.
3S.S. Poliakóv, magnate, constructor y concesionario de las vías férreas Járkovskii-Azóvskii, Kúrsko-Járkovskii y Fástovskii.
4Stúkolka, juego de cartas.
Para las cucarachas. Es sabido que las cucarachas nos las trajeron de Alemania1, y por eso es totalmente legal y fundado solicitar la expulsión de éstas, en orden administrativo, a su lugar patrio.
Para las pulgas. Cásate. Todas tus pulgas pasarán a tu esposa, ya que es sabido que las pulgas pican más gustosas a las mujeres que a los hombres. Lo último depende no tanto de las cualidades de una u otra sangre, como de la avenencia de los trajes femeninos con el cómodo acantonamiento de los insectos: es espacioso y a la misma vez confortable.
Para las polillas. Pon en tu pelliza unas dos decenas de tarántulas y escorpiones, dándoles a cada uno de éstos una parcela por separado.
Para el orzuelo en el ojo. Enséñale al enfermo la higa. Si el sujeto, adornado con el orzuelo, es de un rango mayor que tú, pues enséñale la higa dentro del bolsillo.
Para la falta de dinero. Agarra a Rothschild2, al barón Ginsburg y a Poliakóv3, siéntalos a jugar al stúkolka4 contigo, y juega fuerte. Mientras más fuerte la apuesta, tanto mejor. Si perdiste, pues no les pagues, ya que tus rivales, sin eso, ya tienen mucho dinero; si ganas, pues dicha tuya.
Para la cólera del jefe. Agarra al jefe, llévalo al baño y ponle la cabeza bajo la ducha fría. Si esto no ayuda, pues abraza al jefe, bésalo, lloriquea y dile: “¡Olvidemos todo lo que hubo entre nosotros!” Y si esto no ayuda, pues palmea al jefe por el estómago y dile: “¡Eh, tío, tío! ¡Acaso nos podemos pelear contigo!”, y demás.
Para la infidelidad matrimonial. Agarra a tu esposo infiel y cuélgale de la frente el letrero: “Se prohíbe terminantemente a las personas extrañas”, y demás…
Para la humedad en la casa. Polvorea las paredes con talco infantil o pégales periódicos secos…
1Cucarachas, “prusianas”.
2L. Rothschild, miembro de una poderosa familia de banqueros, agente financiero del gobierno ruso.
3S.S. Poliakóv, magnate, constructor y concesionario de las vías férreas Járkovskii-Azóvskii, Kúrsko-Járkovskii y Fástovskii.
4Stúkolka, juego de cartas.
Título original: Domashnie sriedstva, publicado por primera vez en la revista Oskolki, 1885, Nº 49, con la firma: “El hombre sin bazo”.
Imagen: Insectos, www.hablandodetodo.net.