Vorozhbá, 6 de diciembre de 1890.
Mañana nos veremos. Vengan todos a recibirme. Un montón de cosas. Preparen una cena1. Antoine.
Ahí ya nosotros no nos reímos, sino bajamos las cabezas, y Levitán, todo sonrojado, extraviado, sólo echaba miradas alrededor, como buscando simpatía y apoyo. Y así no honramos a Antón Pávlovich con un banquete” (f. 189, I, 2, pag. 19-20).
Imagen: John Kelly, Safe passage, XX.
Mañana nos veremos. Vengan todos a recibirme. Un montón de cosas. Preparen una cena1. Antoine.
1En su Humoristas de los años 80 de la centuria pasada, Nikolai Yezhóv relata: “Levitán planeó recibir a Antón Pávlovich, del viaje a Sajalín, con un banquete solemne (…) Nos reunimos donde los Chejov y tomamos té (…) -¡Señores! -subió él la voz-. ¡Miren lo que inventé! Pronto nuestro Antósha Chejov regresa del viaje. Todos nosotros, por supuesto, lo extrañamos… Vamos a armarle un almuerzo en el Ermitag, o donde Yar, con una colecta… ¡el asunto no está en el precio, sino en la simpatía! ¿Va, señores?
Nosotros nos alegramos, pero… Pável Yegórovich levantó la cabeza, miró a Levitán con fijeza y profirió aún con más decisión: -¿Cuál almuerzo ahí? Por favor, no separe a Antón de la familia… ¡él, sin ustedes, va a almorzar en la casa!Ahí ya nosotros no nos reímos, sino bajamos las cabezas, y Levitán, todo sonrojado, extraviado, sólo echaba miradas alrededor, como buscando simpatía y apoyo. Y así no honramos a Antón Pávlovich con un banquete” (f. 189, I, 2, pag. 19-20).
Imagen: John Kelly, Safe passage, XX.