domingo, 21 de febrero de 2010

Chejov a los Chejov


Nikoláevsk, 1 de julio de 1890.

Esos jeroglíficos1 están trazados por mi compañero de viaje, el chino Sun-Lio-Li (o como lo llamé antes, Son-Liuli), y significan: “Yo voy a Nikoláevsk. Saludos”.
Si juzgar por los “últimos” periódicos que leí ayer en Jabárovka, en el Club militar, pues esta carta ustedes la recibirán en octubre. Los periódicos de marzo y de abril, entonces, fueron hasta aquí 2-2 ½ meses, y desde aquí, contra el flujo del correo, van más tiempo. Hoy es 1ro. de julio. Entonces, navego yo ya 10 días. Me cansó. Sería hora de llegar al muelle. Por el día hace calor, por la noche es sofocante, me baño en sudor. Después de Jabárovka el Amúr se hace más ancho que el Volga. Se balancea. ¿Los visitó acaso en el Recodo Semáshko2? ¿Estuvo acaso Jamais3? ¿Estuvo acaso a menudo Ivaniénko4? En Moscú tomen un piano de nuevo. Una reverencia a todos.
Votre à tous Antoine.
Iván5 haría bien, si me informara su dirección moscovita.

1En la carta de Chejov, en el margen derecho, de arriba abajo, a lo largo del texto, hay unos jeroglíficos chinos.
2Marian Semáshko, violonchelista de la Orquesta del Teatro Bolshói, conocido de la familia Chejov.
3Lidia Mizínova (“Jamais”), amiga íntima de la familia Chejov, maestra del gimnasio de L.F. Rzhévskaya.
4Alexánder Ivaniénko, flautista, conocido de la familia Chejov.
5Iván Chejov, hermano del escritor, pedagogo.

Imagen: John Kelly, China Tanker, XX.