jueves, 25 de febrero de 2010

Chejov a A.S. Suvórin


Moscú, 24 de diciembre 1890.

Felicitamos a usted y a toda su honrosa familia por la fiesta, y le deseamos esperar muchas futuras con buena salud y prosperidad.
Yo creo en Koch1, en la espermina y glorifico a Dios. Todo eso, o sea la kochina2, la espermina y demás, le parece al público como un milagro salido de repente de la cabeza de alguien, a la manera de Palas Atenea, pero las personas cercanas al asunto ven en todo eso sólo el resultado natural, de todo lo que se ha hecho en los últimos 20 años. ¡Se ha hecho mucho, hijito! La sola cirugía ha hecho tanto, que da estupor. Al estudioso de la medicina ahora, el tiempo de hace 20 años le parece simplemente lastimoso. Gentil mío, si a mí me propusieran escoger una de dos: los “ideales” de los célebres años sesenta o el hospital estatal más malo del presente, pues yo, sin pensarlo, tomaría el segundo.
¿La kochina cura la sífilis? Es posible. En lo que respecta al cáncer, pues permítame dudar. El cáncer no es un microbio, es un tejido que crece no en su lugar y, como la cizaña, ahoga a todos los tejidos vecinos. Si el tío de Gay3 sintió alivio, pues eso sólo significa que en la kochina, como parte integrante, entra el hongo erisipelatoso, o sea, los elementos que producen la enfermedad de la erisipela. Ya hace tiempo se ha advertido que con la erisipela, por algo, se detiene temporalmente el crecimiento de los tumores malignos.
Odio a su Tresor4. Yo traje conmigo de la India unas fieras muy interesantes. Son unas mangostas, que luchan con las serpientes de cascabel; son muy curiosas, aman al hombre y rompen la vajilla. Si no fuera por Tresor, pues yo llevaría una a Peter a vivir un poco; ésta olfatearía todos sus libros, y le revisaría los bolsillos a todos los que vengan a su casa. De día vaga por las habitaciones e importuna a las personas, y de noche duerme en la cama de alguien y ronronea como un gatito. Le puede desgarrar la garganta a Tresor, o al revés... A los animales no los puede soportar.
Según el ejemplo de los años pasados, envíeme los cuentos para el pulido. Me gusta esa ocupación.
Extraña historia. Mientras iba a Sajalín y de vuelta, me sentía saludable por completo, pero ahora en casa se produce en mí el diablo sabe qué. La cabeza me duele a ratos, pereza en todo el cuerpo, fatiga rápida, indiferencia, y lo principal -la palpitación del corazón. Cada minuto el corazón se me detiene por varios segundos, y no late.
Mísha5 se hizo un uniforme de VI grado, y mañana irá con éste a hacer las visitas. Mi padre y mi madre lo miran con ternura, y ambos, como Simeón el devoto, tienen escrito en los rostros: “ahora despides, Señor, a tu siervo6”...
La baronesa Ikskul7 (Víjujol) edita libros para el pueblo. Cada libro está adornado con la divisa “La verdad”, el precio de la verdad es de 3-5 kópeks por ejemplar. Ahí están Uspiénskii8, Koroliénko9 y Potápienko10, y demás grandes hombres. Ella me preguntó qué editar. A esa pregunta yo no supe responder, pero le recomendé de pasada hurgar en las revistas viejas, los almanaques y demás. Le aconsejé leer a Grebiónka11. Cuando ella empezó a quejarse de que le era difícil conseguir los libros, yo le prometí la protección de usted. Si hay una petición, pues no la rechace. La baronesa es una dama honrada, y no se apropiará de los libros. Se los devolverá, y aún lo premiará con una sonrisa cautivadora.
Alexei Alexéevich12 me envió un vino excelente. El vino, según las opiniones de todos los bebedores, es tan bueno, que puede con valentía estar orgulloso de su hijo. Me envió él asimismo una carta en lengua latina. Excelente.
Ayer le envié un cuento. Temo que me tardé. El cuento está mocho, pero al diablo con él.
En Moscú, en nuestros centros médicos, contemplan a Koch con cuidado, y 9/10 de los médicos no creen en él.
Bueno, Dios le dé todo lo bueno, y lo principal salud.
Suyo, A. Chejov.
1Robert Koch, célebre médico alemán, descubridor del bacilo de la tuberculosis.
2Kochina, linfa o fluido de Koch para curar la tuberculosis.
3Bogdán Gayman (de seudónimo "Gay"), periodista, jefe de la sección extranjera del periódico Tiempo nuevo.
4Tresor, perro de Alexéi Suvórin.
5Mijaíl Chejov, hermano del escritor, obtiene el rango de asesor colegiado y, por protección de Alexéi Suvórin, es asignado como inspector de impuesto en la ciudad de Aléxin.
6"Ahora despides, Señor, a tu siervo, conforme a tu palabra, en paz" (Lucas 2:29).
7
Varvára Ikskul von Hildenband, baronesa, personalidad pública, editora de libros baratos para el pueblo.
8Gliéb Uspiénskii, escritor.
9
Vladímir Koroliénko, escritor.
10Ignátii Potápienko, escritor.
11Evguénii Grebiónka, escritor.
12Alexéi Alexéevich Suvórin, periodista, redactor del periódico Tiempo nuevo, hijo de Alexéi Suvórin.

Imagen: Roman Romanow, The Cathedral of Intercession of the Virgin, Suzdal Town, 2006.