martes, 26 de mayo de 2009

I.N. Potápienko a Chejov


Moscú, 23 de agosto de 1896.

Gentil Antonio.
Desapareciste un día antes de mi aparición en Moscú. Es una lástima. Y hacia donde desapareciste, nadie lo sabe. Me diste la dirección de Feodosia, y te fuiste, al parecer, al Cáucaso1. Pero yo sigo la dirección y escribo a Feodosia.
Tu pieza2 sufrió unos cambios ínfimos. Yo me decidí a hacerlos a mi voluntad, ya que de eso dependía su destino, y además, éstos no cambian nada. Te los recordaré de memoria. En dos lugares, donde la dama le habla a su hijo del literato: “yo me lo llevaré”, es cambiado por: “él se irá”. Las palabras: “ella fuma, toma, vive abiertamente con ese literato”, son cambiadas por: “ella lleva una vida desordenada, siempre anda con ese literato”, las palabras: “Ahora él sólo toma cerveza, y puede querer sólo a las no jóvenes”, son cambiadas por: “ahora él sólo toma cerveza, y a las mujeres sólo les exige respeto”, y aún dos-tres cambios muy insignificantes. El asunto es que el censor deseaba en absoluto no eso, que tú entendiste. Él exigía que Trépliev no se inmiscuyera en absoluto, en la cuestión de la relación de Trigórin con su madre, y como que no supiera de ésta, lo que se logra con estos cambios.
Ahora la pieza está autorizada. Davídov3 me dijo que tú le prometiste darle la pieza para la lectura, y sobre ese fundamento yo se la di. Al regresar a Petersburgo (el 26), la daré a copiar, y después presentaré 2 ejemplares al Comité. Yo tengo tu petición. No recuerdo si acaso fuiste tan inteligente, como para no registrar los meses y las fechas. Si Vsievolózhskii4 va a estar en Petersburgo, pues conseguiré la inscripción “leer fuera de fila”, y entonces estará lista a principios de septiembre. Si él no va a estar, entonces caerá en la fila, y eso demorará un poco la marcha. Pienso que Grigoróvich5 no estará en septiembre en Petersburgo. Si tú deseas que la pieza se lea en el Comité en su presencia, pues escríbeme sobre eso.
Yo me iré de Petersburgo al extranjero el 3 de septiembre, y regresaré hacia el día 25. Me torturaron las piedras por completo. Por dos días enteros. Ahora dejé de comer y beber. Como sólo albóndigas de pollo, bien molidas por un cocinero y dos lacayos, y tomo té. Aposté en Moscú en las carreras y gané 70 rub. Kúguel6 me informó que Solovióv7 insiste, en que El pensamiento ruso te invite como redactor. Es en serio. Menos de seis mil no aceptes. A mí me quiere “designar” redactor de La hojita moscovita, ya que él conoce que para mí menos de 12 mil, es imposible de cualquier modo. Právdin me rogó transmitirte algo sobre sus sentimientos de gratitud, con motivo de cierto cuento que tú le enviaste, con el que está extasiado. En Moscú, con excepción de Góltsiev8 y los actores del teatro Mali, no vi a nadie. Mañana veré a los muertos de El pensamiento ruso. Dicen que a Rémiezov9 le dio calenturas por mi relato sobre la vida de los fabricantes de ataúdes, al tomarlo como una insinuación de que para él ya es hora de... Y a Vúkol10 le empieza una dilución del cerebro. Esas son las noticias más frescas. ¡Cómo llegar a Moscú y no comer, no beber! Donde Tiéstov11 como consomé de pollo, en La Taberna moscovita huevo pasado por agua, en el Ermitage no estuve incluso, y si estoy, pues me pondré a tomar apollinaris12.
Que seas dichoso. Oí que recibiste cierto “boleto personal” para las vías férreas13. ¡Te envidio!
Estrecho tus rodillas.

Tuyo, I. Potápienko.

1En agosto de 1896, Antón Chejov, antes de viajar a la casa de su amigo Alexéi Suvórin, en Feodosia, viaja por Taganróg, Rostóv, Nachijeván, Kislovódsk y Novorossísk.
2La Gaviota, pieza de Antón Chejov.
3Vladímir Davídov (apellido verdadero, Goriélov), actor del teatro de F. Korsh, en Moscú, y del teatro Alexandrínskii, de San Petersburgo.
4Iván Vsievolózhskii, director de los teatros imperiales de Moscú y de San Petersburgo.
5Dmítrii Grigoróvich, escritor conocido, autor de Los pescadores y Los emigrantes, entre otros relatos.
6Alexánder Kúguel, crítico teatral, editor y redactor de la revista El teatro y el arte.
7Mijaíl Solovióv, jefe de la Dirección central para asuntos de prensa.
Chejov llama a Mijaíl Solovióv "el inquisidor" (ver carta a Leóntiev-Scheglóv del 5 de enero de 1897). Los redactores de El pensamiento ruso, sin la mediación de Solovióv, invitan a Chejov a trabajar en la revista.
8Víctor Góltsiev, periodista, redactor de la revista El pensamiento ruso.
9Mitrofán Rémiezov, escritor y traductor, colaborador de la revista El pensamiento ruso.
10Vúkol Lavróv, redactor y editor de la revista El pensamiento ruso, traductor, autor de memorias sobre Chejov.
11Iván Tiéstov, dueño de un restaurante en Moscú.
12Apollinaris, agua mineral de botella, marca alemana.
13Alexéi Suvórin envía a Chejov, en 1896, un billete para viajar gratis por las vías férreas de Rusia.

Imagen: Alexander Matrehin, Revival of the Nikitskiy Monastery, 1996.