jueves, 17 de abril de 2008

Sobre junio y julio


En mayo y agosto las personas rusas andan en pellizas y los dientes les chasquean, por consiguiente, el verano ruso se compone sólo de junio y julio. Entre las tormentas veraniegas y las bonanzas, entre el torbellino de Zukki1 y Montbazon2 estos dos meses pasan con tanta rapidez, que ya es hora de considerarlos un mes, además de que ambos empiezan con ju, están en el calendario juntitos y ambos son sudoríferos… La unificación de dos meses en uno traería consigo una disminución de los gastos: la fecha 20 ocurriría una vez, y no dos veces. Junio recibió su nombre de la palabra junior, que significa joven, alumno de gimnasio, ya que en este mes los alumnos de gimnasio maduran y, aunque los maduros no dan frutos, de todas formas reciben certificado de madurez.
Entre los romanos junio estaba dedicado a Mercurio, un dios de segunda categoría que se dedicaba al comercio. Este Mercurio se consideraba el protector de los dueños de las cajas de crédito, los tahúres y los caballos bayos de los mercaderes. Prestaba dinero a los dioses con interés, bailaba la cuadrilla en los salones y se tomaba nueve samovares al día; tenía la medalla del servicio a las instituciones benéficas, a las que abastecía de leña de modo gratuito, acumulando en esto “rublo tras rublo”; amaba a Moscú, donde tenía una taberna, comía palomas en las barracas y editaba un periódico obsceno bien intencionado. En junio ocurrieron los hechos siguientes: se emitió una orden que prohibía vender gente viva en los bazares, y fue fundada una escuela de jurisprudencia para la cría de ayudantes de fiscales en Rusia… En este mismo mes, por testimonio de Ilováiskii, ocurrieron en París hechos sangrientos (probablemente, la disentería). Julio, por patrocinio de Marco Antonio, recibió su nombre de Julio César, un buen chico que atravesó el Rubicón y escribió De bello galico, una obra, en opinión de los maestros de lengua latina, digna de 12 lecciones por semana. Fue dedicada a su excelencia, el sr. director de la cancillería celestial, consejero civil activo y caballero, Júpiter. Siendo de procedencia divina, el sr. Júpiter, con todo, se dedicaba sólo a cuestiones humanas: jugaba al wint, se bebía la de la amargura y se paseaba por el lado de las fresitas. Los jóvenes clásicos no ignoran sus cortejos a la vaca Ío. El sol ingresa al signo de Leo en julio, en aras de lo que todos los caballeros de El León y el Sol tienen su santo en julio. Para los escritores julio es un mes infortunado. La muerte, con su lápiz rojo implacable, tachó en julio a seis poetas3 rusos y a un Pámva Berínda4. Entre nosotros, en Rusia, debido a los fuertes calores julianos, el príncipe Mieschérskii5 escribe apuntes que son leídos en las escenas de provincia por Andréev-Burlák6. Después de julio sigue el otoño. 

1Virginia Zukki, bailarina italiana que actúa en los teatros de Moscú y otras ciudades.
2Montbazon, actriz de opereta francesa de gira por Moscú en 1885. 
3Mijaíl Chejov señala en su carta: “Escritores muertos: 7) Bátiushkov, 8), Dierzhávin, 17) Tatíschev, 18) Liérmontov, 26) Merzliakóv, 31) Nóvikov”.
4Pamva Berínda, lexicógrafo ucraniano muerto en 1632. 
5Vladímir Mieschérskii (príncipe), escritor, publicista, editor de El ciudadano, periódico conservador.
6V.N. Andréev-Burlák, actor ruso que lee en la escena obras de los clásicos de la literatura rusa (Dostoiévskii, Gógol). Posible alusión a los Apuntes de un loco, de Nikolái Gógol, leídos por el actor.

Título original: Ob yunie i yulie, publicado por primera vez en la revista Oskolki, 1885, Nº 30, con la firma: “El hombre sin bazo”.
Imagen: Vasiliy Polenov, Pond, 1879.