domingo, 28 de febrero de 2010

Chejov a M.V. Kiselióva


Petersburgo, 26 de enero de 1890.

Estimada María Vladímirovna, yo no me fui, pero estar en su casa hoy no puedo1. Me trajeron el Índice de los artículos de la Antología marina2 del 62 al 82, y me pidieron devolverlo mañana por la mañana. En el presente instante estoy copiando de los artículos respecto a Sajalín y cía., maldigo como un canalla y me siento terriblemente no de humor.
Mañana, cerca de las 2-3 de la tarde, estaré en su casa. Una reverencia a todos los suyos y a Vasilísa Panteliévna3.
Su hipócrita.
Me hace falta hablar con usted sobre un asunto muy importante4.

1María Kiselióva visita por esos días San Petersburgo, en compañía de su hija Sásha.
2Índice sistemático y alfabético de la Antología marina, 1848-1872 (SPb., 1875).
3Chejov, en broma, llama "Vasilísa Panteliévna" a Alexándra Kiselióva, "Sásha", hija de María Kiselióva.
4Se supone, Chejov intenta obtener del senador V.Y. Gólubiev (cuñado de María Kiselióva) una carta de recomendación a M.M. Zenzínov, rico empresario siberiano, representante de la Flota voluntaria, en uno de cuyos barcos el autor piensa regresar de la isla Sajalín.

Imagen: Victor Safronov, Rostov the Great, 2003.

jueves, 25 de febrero de 2010

Chejov a A.S. Suvórin


Moscú, 24 de diciembre 1890.

Felicitamos a usted y a toda su honrosa familia por la fiesta, y le deseamos esperar muchas futuras con buena salud y prosperidad.
Yo creo en Koch1, en la espermina y glorifico a Dios. Todo eso, o sea la kochina2, la espermina y demás, le parece al público como un milagro salido de repente de la cabeza de alguien, a la manera de Palas Atenea, pero las personas cercanas al asunto ven en todo eso sólo el resultado natural, de todo lo que se ha hecho en los últimos 20 años. ¡Se ha hecho mucho, hijito! La sola cirugía ha hecho tanto, que da estupor. Al estudioso de la medicina ahora, el tiempo de hace 20 años le parece simplemente lastimoso. Gentil mío, si a mí me propusieran escoger una de dos: los “ideales” de los célebres años sesenta o el hospital estatal más malo del presente, pues yo, sin pensarlo, tomaría el segundo.
¿La kochina cura la sífilis? Es posible. En lo que respecta al cáncer, pues permítame dudar. El cáncer no es un microbio, es un tejido que crece no en su lugar y, como la cizaña, ahoga a todos los tejidos vecinos. Si el tío de Gay3 sintió alivio, pues eso sólo significa que en la kochina, como parte integrante, entra el hongo erisipelatoso, o sea, los elementos que producen la enfermedad de la erisipela. Ya hace tiempo se ha advertido que con la erisipela, por algo, se detiene temporalmente el crecimiento de los tumores malignos.
Odio a su Tresor4. Yo traje conmigo de la India unas fieras muy interesantes. Son unas mangostas, que luchan con las serpientes de cascabel; son muy curiosas, aman al hombre y rompen la vajilla. Si no fuera por Tresor, pues yo llevaría una a Peter a vivir un poco; ésta olfatearía todos sus libros, y le revisaría los bolsillos a todos los que vengan a su casa. De día vaga por las habitaciones e importuna a las personas, y de noche duerme en la cama de alguien y ronronea como un gatito. Le puede desgarrar la garganta a Tresor, o al revés... A los animales no los puede soportar.
Según el ejemplo de los años pasados, envíeme los cuentos para el pulido. Me gusta esa ocupación.
Extraña historia. Mientras iba a Sajalín y de vuelta, me sentía saludable por completo, pero ahora en casa se produce en mí el diablo sabe qué. La cabeza me duele a ratos, pereza en todo el cuerpo, fatiga rápida, indiferencia, y lo principal -la palpitación del corazón. Cada minuto el corazón se me detiene por varios segundos, y no late.
Mísha5 se hizo un uniforme de VI grado, y mañana irá con éste a hacer las visitas. Mi padre y mi madre lo miran con ternura, y ambos, como Simeón el devoto, tienen escrito en los rostros: “ahora despides, Señor, a tu siervo6”...
La baronesa Ikskul7 (Víjujol) edita libros para el pueblo. Cada libro está adornado con la divisa “La verdad”, el precio de la verdad es de 3-5 kópeks por ejemplar. Ahí están Uspiénskii8, Koroliénko9 y Potápienko10, y demás grandes hombres. Ella me preguntó qué editar. A esa pregunta yo no supe responder, pero le recomendé de pasada hurgar en las revistas viejas, los almanaques y demás. Le aconsejé leer a Grebiónka11. Cuando ella empezó a quejarse de que le era difícil conseguir los libros, yo le prometí la protección de usted. Si hay una petición, pues no la rechace. La baronesa es una dama honrada, y no se apropiará de los libros. Se los devolverá, y aún lo premiará con una sonrisa cautivadora.
Alexei Alexéevich12 me envió un vino excelente. El vino, según las opiniones de todos los bebedores, es tan bueno, que puede con valentía estar orgulloso de su hijo. Me envió él asimismo una carta en lengua latina. Excelente.
Ayer le envié un cuento. Temo que me tardé. El cuento está mocho, pero al diablo con él.
En Moscú, en nuestros centros médicos, contemplan a Koch con cuidado, y 9/10 de los médicos no creen en él.
Bueno, Dios le dé todo lo bueno, y lo principal salud.
Suyo, A. Chejov.
1Robert Koch, célebre médico alemán, descubridor del bacilo de la tuberculosis.
2Kochina, linfa o fluido de Koch para curar la tuberculosis.
3Bogdán Gayman (de seudónimo "Gay"), periodista, jefe de la sección extranjera del periódico Tiempo nuevo.
4Tresor, perro de Alexéi Suvórin.
5Mijaíl Chejov, hermano del escritor, obtiene el rango de asesor colegiado y, por protección de Alexéi Suvórin, es asignado como inspector de impuesto en la ciudad de Aléxin.
6"Ahora despides, Señor, a tu siervo, conforme a tu palabra, en paz" (Lucas 2:29).
7
Varvára Ikskul von Hildenband, baronesa, personalidad pública, editora de libros baratos para el pueblo.
8Gliéb Uspiénskii, escritor.
9
Vladímir Koroliénko, escritor.
10Ignátii Potápienko, escritor.
11Evguénii Grebiónka, escritor.
12Alexéi Alexéevich Suvórin, periodista, redactor del periódico Tiempo nuevo, hijo de Alexéi Suvórin.

Imagen: Roman Romanow, The Cathedral of Intercession of the Virgin, Suzdal Town, 2006.

lunes, 22 de febrero de 2010

Chejov a N.A. Léikin


Moscú, 27 de diciembre de 1890.

Y a usted con la misma punta por el costado, buenísimo Nikolai Alexándrovich: lo felicito y le deseo celebrar la navidad 53 veces más.
Mi partida a Petersburgo ha sido aplazada por tiempo indefinido. La razón de eso -el escándalo que se produce en mi entraña. Desde el día de mi llegada a casa, me empezó la tal llamada actividad intermitente del corazón, o, como yo acostumbro a llamar a esa enfermedad, la palpitación del corazón: cada minuto el corazón se me detiene por varios segundos, además, se siente en el pecho la presencia de una pelotita de resina, eso me ocurre cada noche, por las mañanas siento alivio. Estar parado y acostado puedo, estar sentado no es agradable. Tras pensarlo con madurez, decidí: ir por 5-7 días al pueblo, y tan pronto la helada se debilite, iré. Una helada de 22 grados.
Del pueblo vendré por un día a Moscú, y de aquí me largaré a Peter.
Si hoy o mañana veo a Lázariev1, pues lo voy a convencer de ir a Petersburgo2. ¿Por qué no va a ir? Tiene tiempo, dinero y está saludable como un toro. Debería sacar a Pálmin3 también de su nido avinagrado.
Que esté saludable. Mi respeto a Apel Apélich4 y demás hijos de perra: a Rogúlka5, los pachones y a ese de corral, que corre por el patio y atenta contra Rogúlka.
Suyo, A. Chejov.
1Alexánder Lázariev-Gruzínskii, escritor, periodista, poeta.
2Nikolai Léikin invitaba a San Petersburgo a los escritores-colaboradores de Retazos, para celebrar el 10º aniversario de la revista.
3Liódor Pálmin, poeta y traductor.
4Apel Apélich, perro de Nikolai Léikin.
5Rogúlka, perro de Nikolai Léikin.

Imagen: Peter Pawlov, Russian North, Growing Dark, 1993.

Chejov a A.S. Suvórin


Moscú, 23 de diciembre de 1890.

Le envío un cuento1. Lo recibirá el lunes. Se lo enviaría antes pero... Ya que el cuento fue concebido en la isla de Ceilán, pues, si lo desea, puede escribir abajo para el chic: “Colombo, 12 de noviembre”. Ordene leer la corrección con más cuidado, pues los cuentos de navidad a usted le salen, comúnmente, con millares de erratas.
Yo toso. La palpitación del corazón. No entiendo en qué está el asunto. El estado de mi espíritu es excelente. La impotencia está in statu quo. Casarme no deseo, y le ruego encarecidamente no venir a la boda.
La carta de felicitación será especial2.
Suyo, A. Chejov.
1El cuento Gúsiev, de Antón Chejov, se publica con esa leyenda en la revista Tiempo nuevo, en diciembre de 1890.
2Carta de Chejov a Alexéi Suvórin del 24 de diciembre de 1890.

Imagen: Alexis Evstigneev, Moscow Evening, 2001.

Chejov a M.P. Chejov


Fástov, 6 de diciembre de 1890.

Estaré en Moscú el viernes en el de correo1. Antoine.

1En A.P. Chejov y las mangostas, Mijaíl Chejov recuerda: “El tren de correo, en el que iba, arribó a la estación de Tula 5 minutos antes, que el tren de Aliéxin. Llego con mi madre, andamos por la plataforma aquí y allá, no está Antón. Yo entro a la estación, miro, está sentado junto a un cajón de libros con cierto oficial marino (G.N. Glínka). ¡Ah tú, qué comisión! Él dejó de almorzar, nos presentó al oficial, y nos llevaron a su vagón, a mostrarnos cosas diversas. De cosas -un montón. (…) Allí estaba sentado… un buriato de Sajalín, de jeta ancha, resultó era un misionero (p. Iráklii). Empezamos a tomar vino. Todo el camino hasta Moscú tomamos y jugamos con las fierecitas. Conversaciones, por supuesto, hubo un montón” (Panorama rojo, 1929, Nº 28, 13 de julio).

Imagen: John Kelly, Locomotion, XX.

Chejov a M.P. Chejova


Vorozhbá, 6 de diciembre de 1890.

Mañana nos veremos. Vengan todos a recibirme. Un montón de cosas. Preparen una cena1. Antoine.

1En su Humoristas de los años 80 de la centuria pasada, Nikolai Yezhóv relata: “Levitán planeó recibir a Antón Pávlovich, del viaje a Sajalín, con un banquete solemne (…) Nos reunimos donde los Chejov y tomamos té (…) -¡Señores! -subió él la voz-. ¡Miren lo que inventé! Pronto nuestro Antósha Chejov regresa del viaje. Todos nosotros, por supuesto, lo extrañamos… Vamos a armarle un almuerzo en el Ermitag, o donde Yar, con una colecta… ¡el asunto no está en el precio, sino en la simpatía! ¿Va, señores?
Nosotros nos alegramos, pero… Pável Yegórovich levantó la cabeza, miró a Levitán con fijeza y profirió aún con más decisión: -¿Cuál almuerzo ahí? Por favor, no separe a Antón de la familia… ¡él, sin ustedes, va a almorzar en la casa!
Ahí ya nosotros no nos reímos, sino bajamos las cabezas, y Levitán, todo sonrojado, extraviado, sólo echaba miradas alrededor, como buscando simpatía y apoyo. Y así no honramos a Antón Pávlovich con un banquete” (f. 189, I, 2, pag. 19-20).

Imagen: John Kelly, Safe passage, XX.

Chejov a M.P. Chejov


Est. Razdiélnaya, 5 de diciembre de 1890.

Llegaré a Moscú el sábado en el de correo. Chejov.

Imagen: John Kelly, Locomotion, XX.

Chejov a M.P. Chejov


Vladivostók, 16 de octubre de 1890.

Está en Moscú el diez de diciembre. Navego por Singapur.

Imagen: Steamship, XX.

Chejov a V.A. Guiliaróvskii


Nikoláevsk, 7 de julio de 1890.

Conserva esta carta. Yo quiero averiguar por los timbres, por qué caminos ésta fue hasta ti. La echo en el buzón de correo, en el barco Baikal, que mañana me lleva al Estrecho tártaro. Ahora es 7 de julio.
Que estés saludable. Una reverencia a María Ivánovna y a su hijita1.
Tuyo, A. Chejov.
1María Ivánovna, esposa; Nadiézhda Guiliaróvskaya, hija de V.A. Guiliaróvskii.

Imagen: John Kelly, Steamship, XX.

domingo, 21 de febrero de 2010

Chejov a los Chejov


Nikoláevsk, 1 de julio de 1890.

Esos jeroglíficos1 están trazados por mi compañero de viaje, el chino Sun-Lio-Li (o como lo llamé antes, Son-Liuli), y significan: “Yo voy a Nikoláevsk. Saludos”.
Si juzgar por los “últimos” periódicos que leí ayer en Jabárovka, en el Club militar, pues esta carta ustedes la recibirán en octubre. Los periódicos de marzo y de abril, entonces, fueron hasta aquí 2-2 ½ meses, y desde aquí, contra el flujo del correo, van más tiempo. Hoy es 1ro. de julio. Entonces, navego yo ya 10 días. Me cansó. Sería hora de llegar al muelle. Por el día hace calor, por la noche es sofocante, me baño en sudor. Después de Jabárovka el Amúr se hace más ancho que el Volga. Se balancea. ¿Los visitó acaso en el Recodo Semáshko2? ¿Estuvo acaso Jamais3? ¿Estuvo acaso a menudo Ivaniénko4? En Moscú tomen un piano de nuevo. Una reverencia a todos.
Votre à tous Antoine.
Iván5 haría bien, si me informara su dirección moscovita.

1En la carta de Chejov, en el margen derecho, de arriba abajo, a lo largo del texto, hay unos jeroglíficos chinos.
2Marian Semáshko, violonchelista de la Orquesta del Teatro Bolshói, conocido de la familia Chejov.
3Lidia Mizínova (“Jamais”), amiga íntima de la familia Chejov, maestra del gimnasio de L.F. Rzhévskaya.
4Alexánder Ivaniénko, flautista, conocido de la familia Chejov.
5Iván Chejov, hermano del escritor, pedagogo.

Imagen: John Kelly, China Tanker, XX.

Chejov a P.E. Chejov


Radde, 28 de junio de 1890.

Lo felicito. Telegrafíen a Nikoláevsk con detalle. Extraño.

Imagen: Peter Pawlov, Russian North, White Night, 1993.

Chejov a A.S. Suvórin


Amúr, cerca de Pokróvskaya, barco Ermák, 21 de junio de 1890.

Con esta le informo que el barco Ermak tiembla como con calentura, y que por eso no hay ninguna posibilidad de escribir. Gracias a tal tontería todas mis esperanzas, que yo depositaba en el viaje por barco, se derrumbaron. Ahora sólo resta dormir y comer.
Ayer, desde Górbitza, le envié un telegrama1. Lo saludo.
Suyo, A. Chejov.
1El telegrama no se conservó.

Imagen: Boris Wedernikow, Evening, Trieste, 2004.

Chejov a F.O. Shejtel


Lístvienichnaya, 13 de junio de 1890.

Usted nunca recibió cartas desde las orillas del Baikal. Así, aquí tiene. Escribo esta sentado en la orilla del Baikal, y esperando que el barco se apiade y lleve a mi persona adelante. Llegué yo aquí el martes, y el barco saldrá el viernes; llueve, en el lago hay neblina, no me dan nada de comer, cucarachas y chinches cuantas quiera. En general no es vida, sino una opereta. Y aburrido y ridículo. ¡Hasta pronto, tío!
Suyo, A. Chejov.
Mi respeto a Natalia Timoféievna1.
Me cansó ir.

1Natalia Timoféievna, esposa de F.O. Shejtel.

Imagen: Karyakin Viktor, The Shavlo Lake, Altai, 1972.

sábado, 20 de febrero de 2010

Chejov a los Chejov


Cerca de Irkútsk, 4 de junio de 1890.

Me acerco a Irkútsk. Hace calor hasta tal grado, que nos quitamos por el camino las chaquetas y las botas. Desde Irkútsk voy a escribir largo. Estoy vivo y saludable, y gracias al tiempo bueno, cálido, y a la abundancia de verdor me siento excelente. ¡Una reverencia a todos, a todos! Yo ya extraño. ¿Dónde está Semáshko1? ¿Ivaniénko2?
Vuestro, A. Chejov.
Mandé por kvas3, que aquí es muy bueno.

1Marian Semáshko, violonchelista de la Orquesta del Teatro Bolshói, conocido de la familia Chejov.
2Alexánder Ivaniénko, flautista, conocido de la familia Chejov.
3Kvas, especie de refresco de trigo.

Imagen: Ivan Shishkin, A Rye Field, 1878.

Chejov a los Chejov


Kansk, 31 de mayo de 1890.

Escribo esta desde Kansk. Hay aún una Káinsk, pero esa es antes de Tomsk, y esta es simplemente Kansk, sin i. Ambas, tomadas en conjunto, constituyen una Zvienígorod. Una mañana gris. Ahora vamos a comer borsh1. A uno de mis compañeros de viaje oficiales le duele una muela. El camino se hace mejor, pero de todas formas avanzamos con lentitud. Les voy a escribir desde Irkútsk, hasta la que quedan aún 800 vérstas. ¡Ah, cómo me repugnó ir! Qué repulsivo se hace mirar el saco con plumas, las botas con fango, el paletó con heno; en los bolsillos la picadura del tabaco, las migajas y el heno, en la maleta el polvo, en la boca, al parecer, el polvo también. Trajeron el borsh...
Estoy vivo, saludable, todo está entero. Incluso la botella de cognac de Kuvshínnikov no se rompió aún. Bueno, que estén sanitos.
Vuestro, Antoine.
1Borsh, sopa de remolacha y otras verduras.

Imagen: Yevgeniy Gololobov, Hazy Morning, 2006.

Chejov a A.S. Suvórin


Krasnoyársk, 28 de mayo 1890.

¡Saludos! Desde Tomsk le fue enviada una carta grande certificada1. Si usted necesita telegrafiar algo con motivo de ésta, pues telegrafíe “Blagoviéshchensk, a lista de correo”, si sólo, por supuesto, no se verá por mis telegramas, que yo ya pasé por la ciudad nombrada. Hasta ahora no fui, sino me arrastré. El camino es horrible y terrible gracias al fango intransitable, rompedor de ejes. Pero, gracias a Dios, cerca de Krasnoyársk se hizo mejor. Mi carruaje se rompió dos veces por la presión, y su arreglo me retuvo dos veces en las estaciones. Reverencio a todos.
Suyo, A. Chejov.
Voy a escribir desde Irkútsk.

1Carta de Chejov a A.S. Suvórin del 20 de mayo de 1890.

Imagen: Yevgeniy Gololobov, After Rain, 2006.

viernes, 19 de febrero de 2010

Chejov a V.A. Dolgorúkov (Fragmento)


Krasnoyársk (?), 28 de mayo de 1890.

Voy, el camino es horrible. Sí, es imperdonablemente deforme su camino, y cuánto peca usted, por que no lo maldice de cabo a rabo. Irkútsk es una buena ciudad. Leo sus versos1. Usted tiene un alma buena y domina el verso, pero su lenguaje no es lo suficiente sencillo, tiene que darse más libertad. Espero verme con usted en Rusia.

1Vsievolód Dolgorúkov regala a Chejov, antes de su partida de Tomsk, una edición de sus poemas, No por tedio. Poemas. Tomsk, 1889, publicados bajo el seudónimo: Vsievolód Siberiano, y con la inscripción: “En señal de memoria y respeto, de un pequeño escritorzuelo, al talentoso A.P. Chejov. V. Dolgorúkov, 20 de mayo de 1890” (Chejov y su medio, pag. 289).

Imagen: Constantine Druzhin, Road to Sea, 2007.

jueves, 18 de febrero de 2010

Chejov a los Chejov


Áchinsk, 27 de mayo de 1890.

Estoy vivo y saludable. Un saludo a ustedes desde Áchinsk. Reverencio a todos.
A. Chejov.
Una reverencia a mi padre e Iván. ¿Dónde está Iván? Mañana voy a estar en Krasnoyársk.

Imagen: Alexander Matrehin, The Kremlin Ensemble in Suzdal (Detail), 1996.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Chejov a A.S. Kiselióva


Entre el 7 y 15 de mayo de 1890. Por el camino a Tomsk.

¡Sr. Jefe del zémstvo! El paletó1 de piel, en el camino, no es sustituible por nada. Éste, de un modo excelente, me salva no sólo de la lluvia, sino también del viento.
Hace tiempo ya que no almuerzo. Tenemos el honor de reverenciar. Voy a escribir desde Tomsk.
Suyo, A. Chejov.
1Chejov había comprado el paletó en Moscú por consejo de A.S. Kiselióva.

Imagen: Alexander Matrehin, Twilight in The Goritsi Village, 1997.

martes, 16 de febrero de 2010

Chejov a E.Y. Chejova


Ishím, 4 de mayo de 1890.

Estoy vivo, saludable y próspero. Aprendí a hacer café, pero en un vaso se me van dos cucharadas, y no una.
Reverencio a todos los nuestros y a los Lintvarióv1. Verdor no hay, hiela. Se me atieren los pies.
Que esté saludable. No me extrañe.
Su hijo respetuoso, A. Chejov.
De verdor, literalmente, aún ni una gota.

1Alexándra Lintvarióva, terrateniente, dueña de la hacienda El recodo, madre de las Lintvarióv, conocidas de la familia Chejov.

Imagen: Alexander Matrehin, The Ferapontov Monastery, 1999.

domingo, 14 de febrero de 2010

Chejov a N.N. Obolónskii


Ekaterimburgo, 29 de abril de 1890.

¡Hurrааа!
Enviar un telegrama a Vorozhbá yo, tras una reflexión madura, lo encontré riesgoso; Vorozhbá es un concepto elástico, o sea, usted se casa a 37 vérstas de ésta, ¿y quién me garantiza a mí, que mi telegrama le será entregado? Usted mismo no adivinará preguntar en la estación, ya que ustedes, los olímpicos, con nosotros, los anfibios, no tienen ahora ningún asunto...
Prefiero escribir una carta conmovedora.
Así, gentilísimo, buenísimo y dorado Nikolai Nikoláevich1, lo felicito a usted y a Sofía Vitálievna2 por su matrimonio legal, y les deseo a ambos dicha, riqueza, paz, concordia, éxito en los asuntos y 18 almas de niños de ambos sexos. Les grito hurrа y bebo a vuestra salud (por supuesto, mentalmente).
Estoy ahora en Ekaterimburgo, mi pie derecho en Europa, y el izquierdo en Asia. El tiempo, expresándome suavemente, es repulsivo... ¡Ay, cómo cambió mi vida! La blancura de mis camisones de dieciocho rublos, me la sustituye aquí la nieve, que recubre las calzadas; el calor lo sustituye el frío cruel; en lugar de tales hombres gentiles como usted, yo veo a mi alrededor asiáticos frentudos y de pómulos salientes, que proceden de la cópula del hierro fundido uralesco con la bielúga3... Suspire por lástima en mi dirección, como yo ahora suspiro por envidia a usted.
Atestiguo a Sofía Vitálievna mi sincero respeto y repito mis deseos.
Que esté saludable, dichoso y no olvide a
Su A. Chejov.
1Nikolai Nikoláevich Obolónskii, médico, conocido de la familia Chejov.
2
Sofía Vitálievna Cheriepóva, bailarina, esposa de Nikolai Obolónskii.
3Bielúga, esturión blanco.

Imagen: Alexander Matrehin, The Nikitskiy Monastery in Pereslavl-Zalesskiy, 2003.

Chejov a M.P. Chejov


Volga, barco Perm-Nízhnii, 23 de abril de 1890.
Antes del anochecer.


Leí El violín1. Trasmítele a la autora que el seudónimo Yevg-ov2 no sirve, ya que sus cuentos se los van a atribuir a Yevguénii Lvov, que escribe cuentos también.
Cuando salgan para Súmi, avísenle de eso a Suvórin. Navego con los hermanos Kámienskii3. Recién comí caviar, por hacer algo, y estoy sentado en mi pequeño camarote. Solo. El Volga hasta Nízhnii está bien, después de Nízhnii da frío. Por lo demás, no está mal. Mi salud es excelente, el estado de ánimo de la bolsa es fuerte. Reverencio a todos. A casa no quisiera ir, pero quisiera que toda nuestra partida paisana navegara conmigo. Au revoir.
El ex-paisano.

1El violín, cuento de Elena Shavróva, escritora conocida de Chejov.
2Posteriormente, Elena Shavróva adopta el seudónimo E. Shastunóv.
3Barcos de la firma Tráfico Vólzhskii-Kámskii.

Imagen: Sergéi Prokudin-Gorski, Steamship "Tyumen" Ministry of Railways, XX.

sábado, 13 de febrero de 2010

Chejov a S.P. Kuvshínnikova


Volga, barco Alexánder Niévskii, 23 de abril de 1890.
Temprano en la mañana.

Vi Pliós. Reconocí la iglesia del cementerio, vi la casa con el tejado rojo1... Oí un acordeón abatido. Un poco de frío al viajar. En algún lugar, en la orilla, se encuentra nieve.
Me siento bien. Si no fuera por el frío, pues se podría estar parado en la cubierta, y en el camarote es aburrido.
El caviar es asombroso, por la carencia de compañía lo como sin vodka, y de todas formas es excelente. La botella de cognac2 será descorchada en la orilla del Océano Pacífico. Reverencio a todos.
Suyo, A. Chejov.

1Sofía Kuvshínnikova, "Safo", vive en dicha casa cuando va a Pliós, junto con Isaac Levitán, para hacer bosquejos. El pintor incluye "la iglesia del cementerio" en su célebre cuadro Sobre el descanso eterno.
2Dmítrii Kuvshínnikov, esposo de Sofía Kuvshínnikova, regala a Antón Chejov una botella de cognac, con el encargo de beberla a orillas del Océano Pacífico.

Imagen: Isaac Levitán, Sobre el descanso eterno, 1894.

viernes, 5 de febrero de 2010

Chejov a A.S. Suvórin


Moscú, 11 de abril de 1890.

Alexéi Alexéevich1 se fue al sur. Yo lo veía a diario, almorzábamos, cenábamos juntos, y cada vez su salud me producía la más buena impresión. Mostrárselo a Zajárin2 o alguna otra lumbrera yo, positivamente, no lo encontré necesario, ya que no hay nada peor que presentarse al médico, y no saber de qué quejarse. Es una malcriadez; habituarse uno mismo desde la juventud a las pláticas con los médicos, significa crearse para la vejez la más mala opinión de su salud, lo que es nocivo, más nocivo que la coriza. Yo se lo quería mostrar al mejor asistente de Zajárin, a mi Korniéev3, un médico excelente, que tomaría para sí la solución de la cuestión de la visita a Zajárin, pero Alexéi Alexéevich porfió, y yo no encontré necesario protestar e insistir. En cuanto a la nariz no tuvimos suerte. Beliáev4 recibe sólo hasta las nueve de la mañana, después de lo cual desaparece de Moscú, y su infante no deseó levantarse temprano. Yo le tomé la palabra de que en el camino de regreso por Moscú, él pasaría por donde Korniéev; Korniéev es amigo de Beliáev y arreglará todo lo necesario, este Korniéev es amigo de Zajárin también. No olvide eso y, si se necesita, diríjase a él. Es un buen hombre.
Los pulmones, el hígado y el cerebro de Alexéi Alexéevich se encuentran con una salud codiciable. El corazón también. Catarro no tiene ni en el estómago, ni en los intestinos. Si, como he oído de él, va a vivir en verano en Feodosia, pues en junio o julio, de manera principal, antes de que empiece a bañarse, no olvide arreglar así, que algún médico local le eche una mirada a su orine. No lo olvide. Si en el momento nombrado su orine, por su composición y peso específico, resulta normal, pues dele un pasaporte para todos los cuatro costados, y dígale que no hay necesidad de pasar por donde Korniéev en Moscú; que coma, beba, se bañe y trabaje cuanto le plazca. Si en Feodosia está el médico Haddi5, diríjase a él, él sabe qué hacer con el orine. Le hago este encargo urinario no sin fundamento: éste lo calmará en cuanto a la diabetes, de la que usted me escribió en dos cartas, y convencerá a Alexéi Alexéevich de que tiene saludables no sólo los pulmones, el hígado y el cerebro, sino los riñones también, o sea, que está saludable por completo.
Me voy yo el 18 de abril. A Yezhóv6 le daré cien rublos de los míos, no tomando del almacén de Moscú, así lo decidimos con Alexéi Alexéevich. Mis direcciones se las informaré a su tiempo. No quisiera ir, y me quedaría gustoso, pero es mejor deshacerme del viaje este año, que aplazarlo hasta el año próximo. Dinero reuní suficiente, pero por lo menos, de todas formas, le pediré a usted, por si acaso, mil rublos más esos cien, que le di a Yezhóv. Eso para mí es más que suficiente, y aún le traeré el vuelto. Quinientos los trabajaré antes de agosto, y los restantes se los estafaré. En semana santa recibí de su almacén 782 rublos. Pronto habrá que imprimir la 4ª edición de En el crepúsculo.
Ayer le envié la Antología marina para Vinográdov7, y la Revista minera para Skalkóvskii8. Dígale al último que retuve conmigo esos tres números, en los que se publica el artículo de su colega Köppen9. Se lo devolveré a su tiempo.
Por todos los santos, respóndame algo en cuanto a Ostróvskii10. ¡¡¡Le suplico!!! Vino de nuevo.
Yo aún no me fui, y mi hermana ya me empezó a extrañar. Sin mí a ella le irá mal. La envío unas dos semanas a Crimea.
Reverencie a Afanásiev11. Ayer estuvo en la casa Alexéi Petróvich12 con el pr. Urúsov13. Después de El seductor sevillano14 cenó toda una partida: el autor, Míshia Ivánov15, Pliúschik-Pliúschevskii16, el hermano de Ivánov, Alexéi Alexéevich, Alexéi Petróvich y yo. Si no hablar de Alexéi Alexéevich y de mí, pues de toda la partida, aburrida mortuoria, el más interesante fue Alexéi Petróvich, aunque calló todo el tiempo. Cenamos frugalmente: a 4 rublos por cabeza. No nos hubiéramos empobrecido si hubiéramos gastado 8. Comimos, y de pronto todos nos fatigamos, nos faltaron unos chinos con camillas. Míshia estaba de frac y corbata blanca, y me hizo una reprensión, por que en Moscú no saben apoyar a los colegas. Yo no le respondí nada a eso. Yo estuve en El seductor sevillano, y Máslov intentó no estar en Ivánov17, y todo el tiempo hizo ver que no estuvo, pero de eso yo no concluyo que en Petersburgo no saben apoyar a los colegas. Apoyar a un colega significa aplaudir, y empezar a aplaudir, significa provocar una rechifla de protesta por parte de los no colegas.
Que esté guardado por el Señor Dios y todas sus fuerzas celestiales. En un sueño me persiguió un lobo.
Reverencio de modo profundo a los suyos.
Suyo, A. Chejov.

Ahora está sentada en mi casa E.K. Márkova18, que alguna vez vivió en su casa. Ella se casó con el pintor Sájarov19, un hombre muy gentil, pero aburrido que, sea como sea, quiere ir conmigo a Sajalín a pintar. Para negarle mi sociedad no me alcanza el espíritu, e ir con él sería un tedio continuo. En unos días va a Petersburgo a vender su cuadro y, a petición de su esposa, pasará por su casa para pedirle consejo. Su mujer, por esa ocasión, vino a pedirme una carta de recomendación para usted. Sea un benefactor, dígale a Sájarov que yo soy un borracho, un estafador, un nihilista, un camorrista, y que no se puede viajar conmigo, y que su viaje en mi sociedad le va a hacer mala sangre, y nada más. Dígale que va a perder su tiempo en vano. A mí, por supuesto, me agradaría ilustrar mi libro, pero cuando me enteré de que Sájarov espera recibir por eso no menos de mil rublos, pues perdí todo el apetito por las ilustraciones. ¡¡¡Hijito, desaconséjelo!!! ¿Por qué él necesitó, precisamente, su consejo?, el diablo sabe. Es el mismo, que pintó el descarrilamiento del tren zarista20.

1Alexéi Alexéevich Suvórin, periodista, redactor del periódico Tiempo nuevo, hijo de Alexéi Suvórin.
2Grigórii Zajárin, médico terapeuta, profesor y director de la clínica terapéutica de la Universidad de Moscú.
3Yákov Korniéev, médico terapeuta, dueño de la casa donde vive la familia Chejov de 1886 a 1890.
4Agafópod Beliáev, médico otorrino-laringólogo de Moscú.
5Lazár Haddí, médico de Feodosia.
6Nikolai Yezhóv (de seudónimo “Don Quijote de la Mancha”), escritor y periodista.
7Konstantín Vinográdov, fiscal, conocido de Alexéi Suvórin.
8Konstantín Skalkóvskii, literato, ingeniero de minas.
9Alexéi Köppen, ingeniero de minas.
10Piótr Ostróvskii, ingeniero, crítico literario, hermano del escritor Alexánder Ostróvskii.
11Nikolai Afanásiev, secretario de redacción del periódico Tiempo nuevo.
12Alexéi Petróvich Kolómnin, abogado de jurado, director de la sección financiera de la editorial Tiempo nuevo, yerno de Alexéi Suvórin.
13Alexánder Urúsov (príncipe), jurista, abogado, orador judicial, literato.
14El seductor sevillano, pieza de Alexéi Máslov (de seudónimo “Biézhetskii”), se estrena en el Teatro Máli, de Moscú, el 9 de abril de 1890.
15Mijaíl Ivánov ("Míshia"), compositor, crítico musical, colaborador del periódico Tiempo nuevo.
16Yákov Pliúschik-Pliúschevskii, director del Círculo literario artístico de Petersburgo, funcionario del Ministerio de asuntos internos.
17Ivánov, pieza de Antón Chejov.
18Elizaveta Konstantínovna Márkova, "Nelly", actriz del Teatro de Fiódor Korsh, conocida de la familia Chejov
19Alexánder Sájarov, pintor.
20Descarrilamiento del tren zarista, cuadro del pintor Alexánder Sájarov, expuesto en 1889 en salones de San Petersburgo y Moscú.

Imagen: Victor Safronov, Temple of the Basil the Blessed, 2005.